_
_
_
_
_

Quebec esperará a febrero para decidir su futuro

Quebec no tomará ninguna decisión sobre su futura relación con el resto de Canadá hasta que una comisión de expertos nombrada para analizar las opciones abiertas a la provincia francófona tras el naufragio del acuerdo constitucional de Lago Meech termine su trabajo en febrero. En todo caso deberá tener en cuenta "la seguridad económica" de Quebec.

Las palabras anteriores proceden del primer ministro liberal quebecois, Pierre Bourassa, y resumen elocuentemente el espíritu moderado del partido gobernante en Quebec después de conocerse el fracaso del acuerdo al no conseguir la aprobación de las asambleas legislativas de las 10 provincias que integran la confederación canadiense.Bourassa, un economista que pasó por Oxford y Harvard, advirtió, sin embargo, al Gobierno de Ottawa que Quebec se negará a participar en cualquier futura conferencia constitucional con el resto de las provincias canadienses. "A partir de este momento", dijo, "la negociación será entre dos (Quebec y el Gobierno federal) y no entre once (las 10 provincias y Ottawa)".

El pacto constitucional de Lago Meech, rirmado en 1987 entre el Gobierno federal y los primeros ministros de las 10 provincias, expiró el sábado al no ser ratificado por las asambleas de Manitoba y Terranova. El acuerdo pretendía integrar a Quebec en la Constitución canadiense a cambio de conceder privilegios especiales a la provincia francófona y reconocer su carácter de "sociedad distinta" dentro del Canadá angloparlante.

El separatista Parti Quebecois, en el poder en Quebec en 1982, se negó a ratificar la Constitución alegando que no incluía protecciones para la herencia cultural de la provincia, en la que el 80% de sus cerca de seis millones de habitantes es de habla francesa. Bourassa, un convencido federalista, indicó su intención de no dejarse arrastrar por una demagogia separatista, y que su mayor preocupación era asegurar a los inversores extranjeros que "la seguridad económica" de Quebec tendría siempre prioridad en cualquier decisión futura. "Cualquier decisión que Quebec adopte estará presidida por la calma, el realismo y la lucidez".

La preocupación de Bourassa por el futuro económico fue expresada igualmente por el primer ministro canadiense, Brian Mulroney, el gran perdedor en esta grave crisis, quien advirtió el sábado a "nuestros amigos y socios que los acontecimientos deben ser tomados en su debida perspectiva". "Canadá siempre ha superado los retos que se le han presentado en el pasado y lo volverá a hacer de nuevo".

Por su parte, el separatista Parti Quebecois ha mostrado, por el momento, la misma calma que el partido liberal de Bourassa, y su líder, Jacques Parizeau, se ha limitado a recordar que una mayoría de habitantes de la provincia está a favor de la independencia y a pedir una reunión con Bourassa.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La provincia celebró ayer su fiesta nacional, el Día de San Juan Bautista, conmemorando la llegada de los colonizadores franceses en el siglo XVII, pero el desfile más sonado en la populosa Montreal tuvo que ser aplazado hasta hoy, lunes, a causa del mal tiempo.

La viabilidad económica de un Quebec soberano, reconocida por las instituciones financieras, precisa para su puesta en práctica de la buena voluntad y el acuerdo de EE UU y de la provincia de Ontario, que absorben una gran parte de las exportaciones de Quebec. Washington tendría, además, que extender a un Quebec separado del resto de Canadá los beneficios de la zona de libre comercio vigente en la actualidad entre los dos países.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_