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LA BATALLA POR EL VOTO EN ANDALUCÍA

El tiempo del tirón

Andalucía asiste a un crecimiento económico sobre una estructura tradicional de subdesarrollo

Las estadísticas dicen que el crecimiento económico de Andalucía lleva siete años siendo superior a la media española y que casi dobla el que se registra en el conjunto de la CE. Dicen también que los depósitos en bancos y cajas de ahorro se han incrementado en un 50% en sólo cuatro años, que se han matriculado más de 100.000 vehículos en sólo ocho meses y que el año pasado la demanda de energía eléctrica superó la barrera de los 15.000 millones de kilovatios-hora. Las cifras, por primera vez en décadas, sonríen abiertamente a Andalucía. Una región que asiste sorprendida a un despegue que, sin embargo, no ha evitado que el paro no haya bajado del medio millón de personas.

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Cuánto es realidad y cuánto pura especulación al abrigo de la fecha mágica de 1992 es una cuestión que hoy divide a políticos y especialistas. Y si en 1993 llegará el final del espejismo es la duda que planea sobre lo que algunos no dudan en calificar como el milagro económico de la España de los ochenta."Esta vez hemos sabido aprovechar la situación y nos hemos subido al carro a tiempo", comenta Salvador Durbán, responsable de la secretaría de Economía del Gobierno regional. La situación es la bonanza económica que disfruta Europa occidental desde hace casi una década y que para Andalucía se ha traducido -con el reto de la Exposición Universal de 1992 en el horizonte- en un esfuerzo inversor por parte de las Administraciones públicas que no tiene precedentes en la región. Baste un ejemplo: hasta hace escasamente dos años Andalucía contaba con poco más de 100 kilómetros de autopista, y esos de peaje; ahora se puede atravesar la región desde Huelva a Granada sin abandonar en ningún momento la doble vía.

Dinero llama a dinero. El clima de euforia económica se ha trasladado a todos los ámbitos. Sevilla y Málaga ven cómo se hacen negocios a un ritmo desconocido. Yuppies y brokers han proliferado como hongos en los nuevos restaurantes y gimnasios. En la capital de la región el precio del alquiler de oficinas y viviendas compite con los que se piden en Madrid o Barcelona. En Sevilla, a un encofrador con cierta experiencia se le pagan 240.000 pesetas al mes y hay cazatalentos en las constructoras para intentar fichar a los mejores. Los bancos han dejado de considerar al sur como un negocio residual y las multinacionales han visto un nuevo filón: la inversión extranjera en Andalucía pasó de 161 millones de dólares en 1986 a 1.438 millones el año pasado.

Ni blanco ni negro

Pero por debajo de los datos ¿los andaluces viven mejor que hace cinco años? "Ni blanco ni negro; viven mejor algunos andaluces en algunos sitios de Andalucía", responde Antonio Rodrigo Torrijos, secretario de Comisiones Obreras (CC OO) de Sevilla.

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Desde los sindicatos no se olvida que el paro sigue siendo la gran asignatura pendiente de la región, que en la agricultura andaluza siguen existiendo más de 200.000 trabajadores subsidiados, que en las grandes ciudades cada vez son más las barriadas en la que la policía se lo tiene que pensar dos veces antes de entrar o que la inseguridad ciudadana será uno de los grandes problemas a los que tendrá que hacer frente la Sevilla del 92. Y que mientras todo esto sucede, los jornaleros de Marinaleda siguen, como en los peores tiempos, ocupando fincas para pedir tierra y ahora convocan manifestaciones a las puertas de la suntuosa sede de la Comisaría de la Expo.

Si la nueva situación es algo que encarrila definitivamente a Andalucía por una nueva senda o un reflejo que se disipará es algo que está en permanente discusión. Así, no es extraño que cada vez se alcen más voces que advierten que la especulación se ha adueñado de la región o que señalan, como mantienen representantes de la oposición, que en una situación de alza económica crecen más los más pobres. "Que miren a las regiones vecinas, que no están tan lejos", comenta un alto cargo de la Junta.

Que en todo esto hay un componente especulativo es algo que nadie se atreve a cuestionar. "Siempre hay un componente especulativo cuando una economía despega. Pero en Andalucía estamos asistiendo también a un crecimiento real que está asentado sobre bases sólidas: la agricultura, el turismo y la inversión pública", opina el catedrático de Derecho Financiero de la Universidad de Sevilla Javier Lasarte. "En Andalucía", añade, "lo que ha sucedido en los últimos años es que se ha producido una coincidencia entre inversión pública e inversión privada, apoyada por una buena situación general".

Tiempos de vacas gordas para algunos. ¿Y cuando asome la crisis que, según todos los expertos, tiene que venir? "Si no se toman medidas urgentes estamos creando pan para hoy y hambre para mañana", comenta el dirigente de CC OO. "Al 93 no hay que tenerle miedo si después de la Expo no nos abandonan las inversiones públicas, pero si eso sucede nadie sabe lo que puede pasar", apostilla el catedrático Lasarte.

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