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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Unidad en marcha

EL TREN de la unidad alemana se ha puesto en marcha y nadie puede pararlo. Ni piensa siquiera en hacerlo. El dato más significativo de la reunión dos más cuatro, celebrada en Bonn (los ministros de Exteriores de las dos Alemanias, junto con los de Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido y Francia), ha sido la aprobación unánime -la Unión Soviética parece haber renunciado a su anterior oposición- del proceso de unificación tal como ha sido acordado por los dos Gobiernos alemanes.Factor decisivo de este proceso ha sido la rotunda opción de los alemanes del Este -primero, en las elecciones parlamentarias, y de nuevo, el domingo pasado, en las municipales- a favor de los partidos que han propugnado la vía rápida para su integración en la RFA. A pesar del retroceso democristiano, ese rasgo esencial se mantiene. Pero los resultados del domingo indican que el canciller Kohl hubiese podido sufrir un descalabro si no hubiese impuesto a los técnicos del Bundesbank -que en un principio alegaban que era imposible- el cambio a la par, uno por uno, de los marcos orientales. Por otra parte, la CE -embarcada ya en la marcha hacia la moneda europea- debería sacar una lección del caso alemán: la unidad monetaria siempre se puede realizar -por compleja que sea- si hay voluntad política. Las soluciones técnicas se encuentran si existe una decisión política lo suficientemente firme.

En cuanto al encuadramiento exterior de la Alemania unida, la primera reunión dos más cuatro de Bonn sólo ha iniciado la labor, sin duda complicada, de poner fin a los privilegios de los vencedores de la Il Guerra Mundial y de estructurar las nuevas condiciones de un sistema de seguridad adaptado a las nuevas realidades. Sin caer en optimismos excesivos, cabe decir que los primeros pasos han sido positivos. Sobre la frontera polaca -uno de los puntos más conflictivos hace unas semanas- se han hecho avances: habrá tratado de paz (Varsovia ha aceptado que su firma se haga una vez unificada Alemania) y además Polonia asistirá en julio en París a la negociación de ese tema. Ambas partes han dado pasos hacia una solución consensuada.

Queda en pie, como principal dificultad, la oposición de la URSS a que la Alemania unida permanezca en la OTAN. No obstante, Genscher y otros participantes han afirmado que esperan lograr una solución de aquí al otoño. Ello se explica porque, a pesar de discrepancias claramente expresadas, hay un deseo común de buscar un terreno de entendimiento. No es serio hablar hoy de una amenaza militar soviética y tampoco la URSS puede sentirse amenazada por la OTAN. En cuanto a Alemania, el procedimiento ya iniciado para su unidad determina que el futuro Gobierno de toda Alemania será la continuación jurídica del actual Ejecutivo de la RFA, y, por tanto, será automáticamente parte de la OTAN. Ante esa situación anormal, que pone de relieve la caducidad del sistema de alianzas que ha funcionado hasta ahora, la diplomacia debe encontrar fórmulas que no den al pueblo soviético una sensación de que "pierde la guerra".

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