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Escándalo en Francia ante la amnistía a los políticos condenados por corrupción

La imagen colectiva de la clase política francesa ante la gran mayoría de sus conciudadanos nunca había estado tan por los suelos desde la instauración de la V República, hace ya más de tres décadas. El propio presidente, François Mitterrand, ha visto bajar su popularidad en el pasado abril entre un 5% y un 12%, según las diferentes encuestas Mientras tanto, continúa la ascensión del Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Son las consecuencias de las primeras aplicaciones de la ley de amnistía de todos los delitos cometidos antes del 15 de junio de 1989 por políticos electos, con la intención de financiar sus respectivos partidos políticos o las campañas electorales de éstos.

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La ley de amnistía propuesta por el Gobierno socialista del primer ministro Michel Rocard y aprobada por el Parlamento el pasado diciembre con el apoyo de parte de la oposición de derecha, ha provocado también una indignada reacción de numerosos jueces franceses. Obligados a blanquear a alcaldes y concejales sorprendidos en casos de falsas facturas, propinas, desviación de fondos, tráfico de influencias y corrupciones diversas, un número creciente de jueces de instrucción están reaccionando con la puesta en libertad o la condena a penas mínimas de los presos comunes puestos a su disposición.Los jueces justifican sus decisiones con lo que llaman "nuevo concepto del orden público" introducido por la ley de amnistía de diciembre. A la amargura de los magistrados se suma la irritación de los presos. En las revueltas de los últimas días en diversas prisiones francesas, los amotinados han denunciado tanto sus malas condiciones de vida como la existencia en Francia de "dos justicias".

En la tarde del pasado miércoles, el juez que instruye el sumario de las falsas facturas en Marsella y otros municipios del Sureste francés -el asunto Urba Technique- tuvo que decretar la amnistía de todos los políticos implicados en el caso y retuvo la acusación de corrupción y tráfico de influencia contra los empresarios y profesionales citados en el sumario. Toda la Prensa francesa subrayaba ayer el absurdo de esa situación.

Tirios y troyanos

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La ley de amnistía beneficia a tirios y troyanos. Su aprobación fue la consecuencia del descubrimiento de que todos los partidos políticos franceses estaban utilizando medios ¡legales para financiar sus actividades. Entre 1982 y 1989, la justicia francesa abrió en Nancy, Perpiñán, Lyón, Niza, Marsella, Tolón y otras ciudades un mínimo de 60 sumarios por casos de falsas facturas. Entre los políticos blanqueados en las últimas semanas figuran alcaldes, concejales y diputados de la Unión para la Democracia Francesa (UDF), el Reagrupamiento por la República (RPR) y el Partido Socialista (PS).

Hace unas semanas, la amnistía de Christian Nucci, el ex ministro socialista de Cooperación implicado en el asunto Carrefour du dèveloppement, despertó una indignación generalizada. La primera gran víctima de esta situación es el presidente Mitterrand, apostol de la "moralización" de la vida pública. La popularidad de éste se halla en su nivel más bajo desde hace cuatro años. Le Pen, que denuncia con hábil demagogia la "corrupción" de los socialistas y de todas las fuerzas democráticas, es el gran beneficiario político de la amnistía. Una encuesta publicada en Paris-Match otorgaba al Frente Nacional el 15,5% de las intenciones de voto, el tercer lugar tras el 28% del PS y el 25% del RPR.

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