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Jaume Aragall: "No temo volver al Liceo"

El tenor catalán regresa al teatro lírico barcelonés tras cinco años de ausencia

El regreso, tras varios años de ausencia, de una de las grandes figuras de la lírica a un teatro de ópera siempre es esperado con ilusión por los melómanos. Cuando el que regresa es Jaume Aragall y lo hace al Liceo, el teatro lírico de su ciudad, donde no había cantado desde 1985, la ilusión se transforma en entusiamo, y los melómanos esperan ansiosos volver a escuchar la que ha sido calificada como una de las voces más bellas que ha dado el mundo de la ópera en los últimos 25 años. El tenor aguarda el día 31 de mayo, en que subirá al escenario del Liceo para cantar Simón Bocanegra, con una calma tensa. "No tengo miedo", dice, "pero es verdad que ahora me preocupan estos cinco años de ausencia".

El nombre de Jaume Aragall había figurado en casi todas las tempradas de ópera del Liceo desde 1964, año en que hizo su debú oficial con La bohème, aunque tres años antes ya había cantado pequeños papeles en este teatro. Tras canta Tosca en 1985, se abrió un parentesis de cinco años que el próximo 31 de mayo se cerrará con su intervención en la ópera de Verdi Simón Bocanegra.Ésta ha sido la ausencia más prolongada del tenor catalán en el teatro lírico de su ciudad. Una ausencia que ni él sabe por qué ha ocurrido. "No sé qué ha pasado para producirse este intervalo tan prolongado", dice. "Recuerdo haber cantado bien en la última ocasión, incluso me dijeron que me llamarían para fijar las fechas para cantar al año siguiente, pero nadie lo hizo; quizá no les gustó mi úitima Tosca, no lo sé". Y se pregunta, inocentemente, si en realidad haber estado cinco años sin cantar en el Liceo es tan importante. Para el año próximo ya tiene fechas fijadas para cantar de nuevo Tosca en Barcelona.

Sufridor nato

Tímido, extremadamente introvertido, poco amante de la popularidad y sufridor nato, Jaume Aragall se declara un hombre sólitario al que no le gustan nada los fastos y las servidumbres de la popularidad. "Me he limitado a hacer una carrera de cantante de ópera, una carrera como las de antes, sin ir detrás de nadie para que diga lo bien que lo hago y lo bueno que soy".Reconoce, sin embargo, que antes le molestaba que no se hablara tanto de él como de sus colegas. "Quedaba perplejo cuando se hablaba en los medios de comunicación del gran éxito que habían tenido algunos tenores que cantaban en los mismos sitios que yo y tenían igual éxito. Ahora ya no me preocupa, aunque sé que no sólo no soy tan conocido como otros tenores fuera del mundo de la lírica, sino también dentro. A mí lo que realmente me produce pesar es que un teatro me contrate y cuando salga a actuar esté medio vacío. Por suerte, esto no me ha ocurrido nunca", dice con un cierto alivio.

La carrera de Aragall se caracteriza por un número limitado de funciones al año y por un número de óperas también limitado, siempre elegidas con extremo cuidado para no perjudicar su voz.

La suya es una carrera que guarda muchos paralelismos con la de Alfredo Kraus, con quien Aragall mantiene una gran amistad. "Si alguien debe atribuirse el mérito de no haber cantado nunca nada que pudiera perjudicarle debo ser yo mismo", dice el tenor. "Pero también debo atribuirme el mérito, o mejor dicho la culpa, de no haber cantado óperas que debía haber cantado. En muchas ocasiones no lo he hecho por temor o pereza".

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