Ciudad del Cabo fue una fiesta
El discurso de Frederik W. de Klerk coincidió con una marcha y manifestación convocada por el Movimiento Democrático de Masas, que agrupa a diversas entidades antisegregacionistas, en el centro de Ciudad del Cabo, la capital política del verano surafricano. "Querernos demostrar que somos personas y no cosas", dijo el arzobispo y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu al comenzar la concentración, que, al final de la mañana, convirtió a Ciudad del Cabo en una fiesta.Miles de manifestantes recorrieron el centro de la metrópoli con un reivindicativo y relajado planteamiento de exigencias. "Libertad de Mandela, ya"; "Disolución del Parlamento" y "Abrid las cárceles del apartheid" eran algunos de los textos de las pancartas que portaban hombres, mujeres y niños de todo color y credo.
El mitin final se llevó a cabo en la explanada existente frente al Ayuntamiento, y allí les llegó a los manifestantes la buena nueva de la legalización del Congreso Nacional Africano (ANC), que fue acogida con aplausos, puños en alto y repetidos gritos de "¡AmandIa!" (poder) y "¡ANC, ANC!".
Winnie Mandela, que había llegado desde Soweto (Johanesburgo) para encabezar la marcha junto a otros destacados líderes, dijo a la multitud que no se dejara engañar y que no aceptara "un hueso sin carne". Con su conocida retórica incendiaria, la mujer del preso político más conocido del mundo arengó a la masa: "Legalizar el ANC en este momento no es aceptable, eso no es lo que esperábamos. Lo que esperábamos que nos dijera es que fuéramos a la cárcel de Victor Verster y recogiéramos al camarada Nelson".
La concentración concluyó con el canto del himno nacional de la mayoría negra y con llamamientos al orden y la disciplina, a los que siguió la división de los reunidos en decenas de grupos que partieron en distintas direcciones cantando consignas rítmicas y bailando el toyi-toyi, una danza característica.
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