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Tribuna
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Por la libertad de información

Considero indignante que algunos partidos pretendan controlar Televisión Española en la próxima campaña electoral.En primer lugar, porque si la dirección y la plana mayor del Ente Público estuviese ligada al PSOE podría temerse parcialidad; pero, como es notorio, son los trabajadores (tramoyistas, iluminadores, camarógrafos, técnicos (le sonido y análogos) quienes reclaman libertad para hacer su función del modo más profesional posible.

En segundo lugar, porque peca de ingratitud suponer que el Gobierno sea proclive a la manipulación partidista del ente, o de cualquier otro organismo sufragado con fondos públicos, como el Centro de Investigaciones Sociológicas. Las operaciones llamadas de fontanería caracterizan a las facciones de una oposición, que -como ha aclarado el vicepresidente del Gobierno- representan bajo distintos nombres a la derecha. Su común empeño es retrasar la justicia social.

En tercer lugar, porque se han apreibado ya las televisiones privadas. Nadie de buena fe pretenderá que el Gobierno demoró interesadamente su aparición, y mucho menos que sólo haya decidido autorizar las ya hipotecadas a él. Si alguna quedó fuera del decreto aprobador es por razones humanitarias, para evitar que se formen empresas sin viabilidad económica, que prometerían trabajo y luego acabarían quebrando, con tristes consecuencias para sus plantillas.

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En cuarto lugar, porque el adelanto en las elecciones no guarda relación con la existencia de televisiones privadas el año próximo, en la fecha inicialmente prevista para los comicios generales. Querer ligar esos hechos es inverosímil, tan inverosímil como ver una relación entre el evento electoral y que este año no nos hayan cobrado el impuesto sobre la renta en junio. Se trata, sin duda, de cuestiones técnicas exclusivamente. Elaborando hasta ahora programas cumplidos de forma escrupulosa, el Partido Socialista Obrero Español ha demostrado que su estilo no es el electoralismo. No es uno de esos partidos que la -sociología política contemporánea llama de catch all (atrapa-todo), volcado a sumar votos como fuere.

En quinto lugar, porque cualquier supervisión de la cobertura informativa que haga el Ente Público a la campaña electoral equivaldría -como también ha dicho el vicepresidente del Gobierno- a "nombrar comisarios políticos que coaccionarán a los periodistas". Eso lo prueba el que la derecha (u oposición) no especifique quiénes se encargarían de supervisar los telediarios.

Seamos claros. Si alguna vez hubiésemos visto al actual Gobierno ocultar datos a los jueces, comprar periódicos hostiles, traicionar la causa del trabajo, mentir, monopolizar los cauces de influencia o promover cualquier otra acción indigna de la confianza puesta en él por millones de españoles, entonces -y sólo entonces- entenderíamos las suspicacias. Pero no ha hecho nada de eso. Respaldado por la autonomía que proporcionan dos mandatos, con mayoría absoluta en lasRAúL Cámaras, ha conseguido en altamedida el cambio originalmente anunciado.

Gracias a este Gobierno ha dejado de ser un negocio la política. Gracias a él se ha dignificado la función pública, desterrando las viejas lacras del amiguismo y el nepotismo. Gracias a sus diligentes investigaciones sobre el patrimonio de los políticos -antes y después de ocupar cargos- han cesado muchos abusos, y lleva camino de cesar el enriquecimiento ¡lícito en general.

Gracias a él se reparte equitativamente la carga tributaria, de manera que quienes tienen mucho tributan mucho, y los simples empleados apenas sienten el peso del fisco. Gracias a él las carreteras, los trenes, los aviones, el teléfono y otros monopolios estatales funcionan al fin bien. Pronto los empastes dentarios entrarán en el seguro, cuyas prestaciones mejoran día a día, y muy pronto el Estado unificará sueldo y complemento a todos los funcionarios -como hace tiempo impuso a la empresa privada-, evitando que sus servidores se jubilen con el 90% del sueldo y el 25% de sus haberes.

Al fin tenemos la causa obrerista al timón del Estado. Por eso, quienes se relacionan directa o indirectamente con la información deberían cerrar filas en torno al Gobierno, amenazando incluso con un plante general, como hicieron los colegas del Ente Público. Llega el momento de decir no, con toda firmeza, a comisario s-fontaneros que manipulen la libertad de información.

Antonio Escohotado es profesor de Ética de la UNED.

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