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Namibia, año cero

Ya sólo faltaba él. Sam Nujoma, líder de la SWAPO, al que sus adversarios califican quizá excesívamente de demonio comunista, ha regresado a Namibia tras treinta años de exilio, la víspera del cierre de las listas electorales y un día después del asesinato de uno de los pocos blancos dirigentes del movimiento revolucionario.El representante de la ONU en Namibia se ha apresurado a decir que este hecho no debe influir en el proceso que el año que viene desembocará en la independencia de la última colonia de África. Pero si llegase a instalarle un clima de violencia, parece claro que el calendario previsto habría de sufrir modificaciones, lo que no disgustaría a todos aquellos a quienes inquieta el probable acceso al poder de la SWAPO.

Pero ésta no es la única fuerza política en liza. Y la campaña electoral se prevé áspera. La Alianza Democrática, coalición multirracial, es la mejor colocada para hacer fracasar los propósitos de Nujoma. Mientras tanto, Suráfrica, antigua potencia colonial, con evidentes intereses económicos y estratégicos que preservar en Namibia, disfruta de todas las ventajas para arreglar las cosas bajo cuerda de forma que no sea difícil dialogar con quienes resulten efectos. Sin embargo, es cierto que la SWAPO ha concedido a sus adversarios bazas para ser derrotada. Sin contar con las divergencias estratégicas que puedan producirse en el móvimiento.

15 de septiembre

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