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Imanol: "La canción vasca tiene ritmo, sonoridad y tradición"

El cantante donostiarra rompe en su último disco con su línea romántica

El cantante donostiarra Imanol, de 42 años, responde a la biografia clásica de los artistas vascos de las últimas generaciones. Crecido "a palo limpio en el colegio de frailes, pero con mucha libertad y alegría en la calle", sus pasos adolescentes le conducirían a la militancia en la rama cultural de ETA. Ello le deparó seis meses de cárcel y un exilio que comenzó en 1971. Para aquel entonces ya había publicado su primer disco bajo el seudónimo de Michel Etxegarai. Imanol tiene clara la existencia de una canción vasca porque "tenemos una lengua con un ritmo y una sonoridad determinados, unidos a una gran tradición".

Imanol entró en el mundo de la canción de la mano de Paco Ibáñez, del que recibió ayuda y colaboración artística para su segundo disco, Askatasunaren pausoak tinkatzen ari. Paco Ibáñez también le convenció para dar el paso de la profesionalidad, animándole a viajar a París, donde grabó sus dos primeros discos legales con el grupo Gwendal."De ese tiempo es Herriak ez du barkatuko (El pueblo no perdonará), en el que se cantaba a Txiki, Otaegui y los militantes del FRAP ejecutados por la dictadura". Después de la muerte de Franco regresó a Euskadi, abandonando su militancia política y encontrándose con problemas nuevos: "Siempre he mantenido que mi lengua es el euskera, porque estética y anímicamente es en la que mejor me expreso, pero ya había grabado canciones en castellano, porque existen poemas con una sonoridad y ritmo intraducible". Éste era su delito a la hora de la contratación. "La mayoría de los cantantes se negaban a actuar conmigo o con Oskorri, pues también ellos eran tildados de "españolistas". Esto duró unos dos años, aunque aún continúa latente en algunas gentes; el problema actual no es ya cantar en castellano, sino no pertenecer a la opción política que ellos quisieran.

Enfrentamientos

La participación en el homenaje que se rindió a Yoyes después de su asesinato le supuso nuevos enfrentamientos. "Quisieron suspender alguno de mis recitales y vetaron mi participación en los actos conmemorativos del aniversario de Gernika". Imanol canta, sin embargo, poemas de autores distantes ideológicamente de él, como KoIdo Izaguirre, Agustín Arrieta o el escritor y militante de ETA Sarrionaindía. "Entre gente sensible siempre hay más matices. Ellos admiten que no estar a su lado no supone estar con el enemigo".La canción vasca no ofrece dudas de realidad ni pertinencia para este artista comprometido con ella: "Tenemos una lengua con un ritmo y una sonoridad determinadas, y una gran tradición. Producimos muchos tipos de música distintos, desde el rock o el jazz hasta la canción tradicional. Hemos sabido conservar nuestras propias casas díscográficas, que destinan cierto dinero a promocionar valores nuevos. En Cataluña ya no queda ninguna y sus cantantes se han pasado a las multinacionales, como Lluís LLach o Maria del Mar Bonet".

Su último disco, Muga beroetan, parece haber roto con su línea anterior, más lírica y romántica. "Algo hay de eso. La primera canción, Iratiko basoilarra, es el recuerdo de un compañero que se fue trágicamente; luego, Time after time está dedicada a Yoyes, e Ilhunabarrez, del escritor Jon Mirande, es muy sarcástica aunque parezca una novelita rosa. Lo romántico se mantiene con textos de Alfonsina Storni y de Louis Aragon".

Quizá el mejor resumen de la trayectoria artística de Imanol lo ofrezcan los dos versos de Felipe Jauresti con los que comienza la canción dedicada a Yoyes: "A menudo en este pueblo, las fronteras te abrasan hasta la muerte".

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