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El último guateque

El fantasma de la moción de censura 'bailó' en los festejos del Dos de Mayo

Vino de la Comunidad de Madrid en las copas, canapés rellenos de moción de censura y prisas de última hora para coger la guinda de la tarta. "¿Está todo atado?". "¿Cuándo nos echan?". En la recepción oficial que puso ayer colofón a las fiestas regionales se hablaba sobre todo de los próximos días del mes de mayo. El de ayer pasó a la historia sin pena ni gloria, con los madrileños de a pie ajenos a unas fiestas que no les dicen nada y con los políticos pensando en cualquier fecha, menos en el 2 de mayo. El fantasma de la moción fue el que más bailó en estas fiestas.

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Eso sí, hubo quienes se empeñaron en sacar punta a tan histórica fecha. La comparación venía al pelo: el Gabinete de Joaquín Leguina pasa en estos momentos por una situación que recuerda de lejos a los madrileños atrincherados para hacer frente a la invasión de las tropas francesas.El propio Leguina, que durante seis años consecutivos ha destacado la heroicidad de sus vecinos por estas fechas, recordaba ayer con voz vehemente en plena puerta del Sol: "Napoleón decía: 'Con las bayonetas se puede hacer de todo menos sentarse en ellas'". Hace unos días, el presidente regional definía así a Manuel Fraga: "Lo malo es que se cree Napoleón, y lo bueno es que no lo es".

El caso es que las maniobras napoleónicas de la oposición han sido, con diferencia, el plato fuerte de unas fiestas que no han conseguido calar en el gran público.

Sólo algunos actos heredados de fiestas anteriores -como el concurso de baile de salón, el rally de coches antiguos o el festival de pirotecnia- consiguieron reunir entre empujones a un puñado de madrileños animados.

El ambiente del Dos de Mayo pasó prácticamente inadvertido hasta ayer en la calle. Incluso la plaza que lleva el nombre de tan señalada fecha permaneció un tanto ajena a las fiestas, a pesar de los bailes y actividades programadas. Para el ciudadano de a pie, el programa de este año ha sido "pobre y mal anunciado".

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Hubo, eso sí, sorpresas agradables como las noches erótico-festivas del teatro Alfil, de la mano del grupo Cabaret Portátil. Las tres representaciones de La menina desnuda, una original obra con el sexo y el humor como telón de fondo, consiguieron reunir a cientos de madrileños perdidos en la madrugada. Los amantes de la noche tuvieron la oportunidad de disfrutar de los locales de siempre con actuaciones como las de Paco Clavel, El Gran Wyoming o el dúo Las Virtudes.

El heavy del grupo soviético Kruiz, la música progresiva de Robert Fripp, el ritmo africano de Salif Keita o el pop intemporal de Al Stewart fueron las actuaciones musicales que contaron con mayor presencia de público. El contrapunto culto lo puso la gala internacional de la danza, que reunió a un gran número espectadores en el teatro Albéniz.

'Baile' de altos cargos

Pero los diputados regionales han estado pensando estos días en otro tipo de baile, el de los altos cargos de la Comunidad.Para no perder comba, casi todos se dieron cita ayer por la mañana en el guateque para políticos y artistas que tuvo como escenario el antiguo hospital de Maudes. "Sólo falta la Koplowitz", afirmaba un Joaquín Leguina irónico que pasaba de corrillo en corrillo.

Todos los focos apuntaban hacia la pareja más codiciada en los últimos días: José Luis Ortiz y Nicolás Piñeiro, los dos diputados del Partido Regionalista Independiente de Madrid (PRIM) que tienen en sus manos la llave de la moción de censura.

Ortiz y Piñeiro, que asumieron con serenidad sus papeles estalares, se siguen haciendo de rogar: "No queremos pronunciarnos hasta no ver por escrito el acuerdo el PP y el CDS".

Tanto los populares como los socialistas han llamado numerosas veces a su puerta en los últimos días: "Hemos querido perdemos este fin de semana pero ha sido imposible; el teléfono no paraba de sonar". Entre los regalos que ya les han ofrecido está una consejería -probablemente la de Gobernación- dentro del futuro gobierno de centro-derecha, aunque José Luis Ortiz lo desmintió categóricamente.

Las ausencias más notorias vinieron del lado centrista. Ni el portavoz del CDS en la Asamblea de Madrid, Fernando Castedo; ni su segundo de a bordo, Fernando Lanzaco, ni el presidente regional del partido, Gerardo Harguindey (a quien se da como vicepresidente del Gobierno regional), se dejaron ver a lo largo de la fiesta.

Los socialistas parecen encajar, de momento, con buen humor el golpe que les acecha. Un alto cargo comentó: "Pondremos barricadas en las puertas de Maudes. No pasarán".

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