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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Locura del cada día

El absurdo tiene que crear su lógica propia para que valga en el teatro, así como en la vida es la lógica la que crea el absurdo. El joven, prolífico autor americano Christopher Durang -40 años, docena y media de comedias; nutrido de la cultura de Harvard y Yale, actor muchas veces- crea este absurdo Beyond therapy -Más allá de la terapia, traducido aquí por Y yo con estos nervios por Fermín Cabal, adaptador y director y lo sostiene con la lógica con que gira su universo propio. Son cinco personajes de aguda inconsistencia mental que malviven con sus complejos. El trío sufriente: Prudence -Paula Sebastián-, que busca novio por anuncios y encuentra a Bruce -Iñaki Miramón-, que es bisexual y vive con Bob -Tomás Gayo-, el cual es decididamente homo.La comedia se mueve en estos planos de agitación sexual, y los conflictos que genera dentro de cada uno, de dos en dos o con los tres; se añade el terapeuta de Prudence -Ferrán Rañé-, que sólo quiere acostarse con su paciente, y la de Bruce, que es una divertida neurótica freudiana. Se añade al final un sexto personaje, un camarero -CarlosCabezas-, no más normal que los otros, que sirve especialmente para formar un número par con los demás y dejar suponer que finalmente se arreglarán por parejas, lo cual indica que la soltura disparatada del autor tiene sus fines y sus medidas, si no lo demostraran otras cosas: las simetrías de escenas, el desarrollo de los dibujos variantes, y la frescura, la rapidez y la comicidad del diálogo.

Y yo con estos nervios (Beyond therapy)

De Christopher Durang (1981), versión de Fermín Cabal. Intérpretes: Maki Miramón, Paula Sebastián, Ferrán Rañé, Gloria Muñoz, Tomás Gayo, Carlos Cabezas. Escenografía de Francisco González. Vestuario de Ángela Arregui. Dirección: Fermín Cabal. Estreno: Teatro Príncipe-Gran Vía, 13 de abril.

Dificultades

Las dificultades de traducción o adaptación son, naturalmente, muchas. Aquí todavía no hay tanta costumbre de que el psicoterapeuta forme parte de las vidas de todo el mundo lo cual podría desplazar la situación. Y el diálogo coloquial y rápido no pega con el castellano. Felizmente, Fermín Cabal es un autor, muy buen autor, en lengua castellana, y sabe sustituirlo muy bien. Y los actores lo dicen con oficio y calidad. Sobre todo lñaki Miramón y Paula Sebastián, que mantienen cada uno de ellos un dificil equilibrio entre el disparate y la falta de solidez mental con una dignidad y una sinceridad que les puede llevar al final feliz, a curarse el uno al otro, o los dos por medio de la vida. Gloria Muñoz y Tomás Gayo hacen los tipos, y los hacen muy bien, y a veces arrancan aplausos con su colocación de frases o sus monólogos. Ferrán Rañé y Carlos Cabezas los completan. Es, en general, una buena representación: quizá adquiera más velocidad en sucesivas representaciones. En Fermín Cabal, además de los valores de adaptación y de trabajo interno con los actores, hay buenos rasgos en los movimientos de conjunto y en las sustituciones de cuadros, dentre de un decorado afortunadamente modesto y sencillo.El público del estreno rió mucho y aplaudió mucho. Es de esperar que el público que llamamos normal -el de taquilla, el de cada día- pueda encontrar los mismos motivos.

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