El escritor austriaco Peter Handke abandona su país, decidido a no regresar
El autor de 'El miedo del portero al penalti' parte con rumbo desconocido
Desde que Kurt Waldheim salió elegido presidente federal de Austria, el escritor Peter Handke, autor de Carta breve para un largo adiós, repitió amenazas que dejaría su país para siempre. Después de tres años de cavilaciones y de una despedida con melancolías y alivio al mismo tiempo, el escritor, de 46 años, "busca y vagabundea por el mundo" sin que nadie sepa su paradero, y está decidido a no regresar.
Sus amigos más cercanos reciben de cuando en cuando tarjetas postales de distintas capitales europeas. Su hija, Amina, ahora actriz de teatro, cree que puede estar en Japón. La revista mensual Basta confirmó los rumores de esta emigración silenciosa al investigar en Salzburgo, la ciudad donde Handke residía, que había dejado el apartamento situado en una antigua casona de dos siglos de antigüedad. El teléfono fue cancelado y los vecinos atestiguaron que vieron en las últimas semanas varios camiones de mudanzas que transportaron centenares de libros de su valiosa biblioteca a algún lugar de Europa.Consultada la editorial Suhrkamp, respondieron que "el señor Handke está de viaje. Buscando. Vagabundeando". Su hija Amina, a quien crió y educó sólo después de divorciarse de la madre y obtener la tutela de la menor se ha convertido en una relevante joven actriz -como todas las mujeres que ha tenido Handke-, no quiere dar a conocer el paradero de su padre, pero afirma que "el ambiente en Austria se le hacía cada vez más angosto y estrecho".
Terminó diciendo que su padre se había sentido más "cómodo en Francia". Marie Colbin, también actriz y ex esposa del escritor manifestó agriamente a periodistas austríacos que Handke "no será encontrado por gente como ustedes".
Después de la elección de Waldheini Handke había declarado que los austríacos "han elegido este número unidimensional que se llama Waldheim. Pero no sólo quiero emigrar por este señor Waldheim. Soy un solitario peligroso. Además, pierdo siempre".
Handke, un producto de los Beatles y de Sartre, ha conservado su cara de niño a pesar de sus 46 años. Un individualista sensible que ha buscado la fealdad paseando frecuentemente en construcciones y ruinas para "buscar después en el alma y escribir".
Se ha considerado "un amputado en las relaciones personales", como afirmó en una entrevista otorgada al semanario alemán Die Zeit en su última edición. Luego de una intensa relación con la actriz francesa Jean Moreau escribió y describió crípticamente a su compañera.
A Handke le ha gustado diferenciarse del resto no sólo en su rechazo por "relaciones burguesas", sino con el resto de los escritores que pasan preparados, uniformados en oficinas y conferencias. "You can count me out, como dijo John Lennon". Sin embargo, comparte con la mayoría de los escritores austríacos el escepticismo y la distancia bis a bis del lenguaje, como el filósofo vienés Ludwig Wittgenstein.
Recuerdos
De felicidad no ha hablado jamas, pero sus tiempos más infelices los recuerda cuando vivía cerca de Francfort, criando a su hija, pequeña aún. "Veo fotos de ese tiempo, del año 1976, y me veo como un monstruo alcohólico, tomaba mucho. Esos dos años estuve prácticamente encerrado con mi hija y tomaba sin llegar a emborracharme, pero perdiendo un poco el sentido.¿Por qué Handke decidió dejar Austria? Quizá por un altercado grotesco y callejero ocurrido en Viena que tuvo hacer un par de meses con un par de camiones de una empresa de transportes. "Me confundieron con el dramaturgo austríaco Turrini hicieron sus necesidades. Por suerte, no me confundieron con Thomas Bernhard". Se preguntaba después, "¿qué pasaría si yo gritara sobre el odio que tienen los austríacos por los extranjeros y su antisemitismo?", ...no pasaría nada, porque nada cambiaría y no me sentiría aliviado.
Para su vejez, que seguramente no pasará en Austria, Handke tiene planes. "Con amigos estoy fundando un hogar de ancianos. Buscamos un arquitecto. Pintores, escritores y otros idiotas podrán vivir allí. Jugaremos ajedrez y cartas y miraremos a la calle a las muchachas".
Babelia
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