Comienzan las obras para convertir el teatro Real de Madrid en la mejor sala de ópera de Europa

El teatro Real se convertirá en 1992, junto al de la Bastilla de París, en la principal sala de ópera de Europa, afirmó ayer el ministro de Cultura, Jorge Semprún. El ministro recorrió con el alcalde de Madrid, Juan Barranco, las dependencias de este viejo teatro, que dentro de tres años recuperará su original dedicación operística. Alcalde y ministro inspeccionaron la enorme estructura interior del teatro, tantos años cegada. Para la realización de esta obra monumental -en el escenario cabría el edificio de la sede central de la Telefónica- se baraja una inversión de 5.800 millones de pesetas.

El ministro, que tuvo que esperar unos minutos al alcalde, hizo entrega ayer a Barranco del proyecto básico de reconversión. A partir de este acto se inician los trámites para el comienzo de la obra. En el teatro Real, sin embargo, ya han comenzado los preparativos. Se han desmontado las sillas del patio de butacas, así como el órgano, que se ha cedido provisionalmente.Hay convocado ya un concurso internacional para dotar a la nueva sala de los mecanismos escénicos más modernos, incluida, desde luego, la informática, que regirá todos los movimientos detrás del escenario. El alcalde preguntó a la comitiva si había aparecido ya el fantasma de la ópera.

Escenario

Tras el telón, el jefe del equipo de arquitectos, José Manuel González Valcárcel, se entusiasmó contando las características del escenario. Dentro del mismo, cabría entero el edificio de la sede central de la Telefónica, de Madrid. Hay 53 metros por encima del actual nivel, que corresponde al del patio de butacas, y otros 25 por debajo; en total, más de 80 metros de altura. Según Valcárcel, caben múltiples combinaciones, y pueden montarse hasta tres óperas a la vez. En una conversación posterior, Valcárcel confesó que, de cualquier modo, lo más difícil en una sala de tan enormes características no es montar enormes escenarios a la vez, "sino moverlos sin hacer ruido".También se han encontrado con problemas debidos al agua, por las filtraciones de arroyos subterráneos. El alcalde Barranco aportó entonces su conocimiento del Madrid de los Austrias y dijo que era un problema que sufrían todos los inmuebles de la zona y que intentarían al menos plantear algún estudio.

Las personalidades asistentes al acto contaron entonces algún detalle más del proyecto.

En la parte baja se construirá un café del teatro, en el que posiblemente habrá actuaciones en directo, y que estará abierto al público. Junto a él habrá una tienda de objetos musicales, partituras y discos.

También se va a instalar un museo para los visitantes que quieran conocer la historia de la ópera española, de la que el teatro Real, junto al Liceo de Barcelona, es uno de los máximos exponentes. Según García Valcárcel, en el museo se exhibirán piezas y recuerdos del mundo operístico nacional. El arquitecto añadió que las obras culminarán con el repintado de las musas de la fachada exterior y el revoco de varias cornisas.

Semprún manifestó su deseo de que con esta obra "el teatro vuelva a su origen", y calificó al Real, junto al de la Bastilla, de París, como los dos proyectos operísticos más importantes que está acometiendo Europa. Barranco añadió que el nuevo teatro va a estar "entre los mejores del mundo", y que se atendía así a la enorme demanda de centros de música que hay en nuestro país. Ambos añadieron que la fecha del 12 de octubre de 1992, aniversario del descubrimiento de América, sería la idónea para la gala inaugural. Más tarde, José Manuel Garrido, director general del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), explicó que tanto los ballets como los estudiantes del conservatorio van a ser trasladados provisionalmente. El Ballet Español irá al centro de Atocha, y el Clásico volverá al Real para convertirse en Ballet de la ópera.