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La revisión de la historia húngara agita los cimientos del partido comunista

Hungría se halla ante una reunión del comité central del partido comunista (POSH) que se anuncia crucial en un momento en que se desmoronan todos los dogmas que mantuvieron el régimen comunista durante cuatro décadas. El pleno del viernes ha sido adelantado 10 días a causa de fuertes tensiones en la cúpula del partido, y en Budapest no se excluyen cambios personales en la dirección del partido y del Gobierno. Medios políticos en la capital húngara sugieren que el triunvirato integrado por Karoly Grosz, Imre Poszgay y Janos Berecz ha llegado al límite de sus posibilidades de convivencia política. Uno de ellos podría ser la víctima del pleno.

La dinámica adquirida por el proceso de democratización hacia un pluralismo político y la implacable revisión de la historia reciente que se lleva a cabo en el pais han creado una grave confusión entre los comunistas.

La oposición, por medio del Frente de Marzo, ha exigido del partido comunista que decida entre tres opciones una vía hacia unas elecciones parlamentarias en el plazo de un año. Éstas son: la convocatoria inmediata de una asamblea constituyente por parte de un comité nacional de todas las fuerzas de Gobierno y oposición, la creación de una cámara alta para que este comité nacional proponga las leyes al Parlamento hasta las elecciones, o la inmediata presentación de una ley electoral y la disolución del Parlamento actual con comicios antes de la primavera de 1990. Otros grupos de la oposición, como el Foro Democrático, han saludado la propuesta.

Habla Poszgay

El 28 de enero conmovieron los cimientos del partido unas declaraciones del ministro de Estado y miembro del Buró Político Imre Poszgay, en las que descalificaba el término de contrarrevolución para los sucesos de 1956 y los calificaba de "Ievantamiento popular".Ese mismo día, el órgano del Gobierno Magyar Hirlap publicaba una entrevista con la viuda del general Pal Maleter, ministro de Defensa en 1956 y ejecutado junto al primer ministro Imre Nagy en junio de 1958. En ella explicaba con todo detalle el trato vejatorio a que se vio sometida por la dirección del partido aún una década después de la muerte de su marido.

Desde el 28 de enero está claro que la responsabilidad política de Janos Kadar no seguirá incuestionada hasta su muerte. El anciano líder lo temía e intentó evitarlo aferrándose, sin éxito, al poder en mayo de 1988, cuando fue relevado por Grosz.

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