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Tribuna:PACIFICACIÓN Y NORMALIZACIÓN DEL PAÍS VASCO
Tribuna
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El acuerdo de Ajuria Enea

Soy consciente de que la decisión adoptada por Eusko Alkartasuna (EA) de no asistir a la convocatoria del lehendakari Ardanza, en el primer aniversario del conocido como acuerdo de Ajuria Enea, no va a ser bien comprendida por algunos sectores de este país. Este es un riesgo que decidimos asumir a cambio de continuar siendo consecuentes con las posiciones que venimos manteniendo desde nuestra aparición en la vida política.Pero vayamos por partes. Conviene recordar que el acuerdo suscrito hace un año era no sólo para la pacificación, sino también para algo tan importante como es la normalización de Euskadi. Elemento básico para procurar el primero de los dos objetivos era la condena clara y rotunda de los que continúan utilizando la violencia como medio de actuación política. Sería absurdo que a estas alturas alguien se atreviera a cuestionar la sinceridad del rechazo frontal que hace EA tanto de la violencia de ETA como de la de los GAL. Igualmente, nadie como EA, en todas las instancias, se ha destacado en la denuncia de cuantas prácticas antidemocráticas o degradantes se hayan podido detectar en el entorno político de ETA.

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Rechazo y hastío

La sociedad vasca, mayoritariamente, repudia el totalitarismo, defiende los derechos humanos y está hastiada de tanto derramamiento de sangre inútil, y, lo que es más importante, cada día que pasa demuestra menos inhibiciones para testimoniarlo públicamente. Recuérdense los ejemplos; recientes de Éibar, de Elgóibar, de Ataun y, el último, de Ondárroa (a propósito de este último, se dio la circunstancia paradójica de que los únicos que no convocaron la manifestación de apoyo a José María Guisasola fueron ETA, HB y el PSOE).

Pero, a pesar de cierta tendencia a mitificar el acuerdo de Ajuria Enea, lo cierto es que no hizo más que ratificar y alentar una actitud social, un posicionamiento previo de los partidos que venía dándose desde años atrás.

Sin embargo, el propósito del pacto era más ambicioso: teníamos que avanzar en la normalización de Euskadi. Eusko Alkartasuna, en las deliberaciones preparatorias del acuerdo, consciente de la insuficiencia de una condena de la violencia para alcanzar la deseada normalización, pugnó por introducir en el acuerdo una cláusula que contemplaba la puesta en marcha de una comisión parlamentaria que definiera, de una vez por todas, las posibilidades de desarrollo del estatuto. Tras superar la resistencia del PSOE fue incorporada al texto final, y EA suscribió el pacto.

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Un año después no resulta descabellado suponer que se aceptó la propuesta de EA sin la menor intención de cumplir el compromiso. Es ya proverbial la costumbre del PSOE de incumplir tratados. El caso es que la comisión no se ha estrenado, permanece bloqueada, y de nada han servido nuestras continuas protestas.

Pagar las consecuencias

El PSOE desea eludir a toda costa una definición sobre las cotas de autogobierno que desea la mayoría de los vascos porque difícilmente estaría dispuesto a asumirlas. Por su parte, los dirigentes del PNV también temen tal definición, ya que les pondría en una postura incómoda con sus electores y con sus socios en el Gobierno. Mientras tanto, quien paga las consecuencias es el conjunto de la ciudadanía vasca.

Esta es la razón que nos ha llevado a declinar la invitación a una ceremonia conmemorativa, vacía de contenido real, pero que puede inducir a engaño a la opinión pública, ya que aparecerá como un acto de avenencia fraternal y de consenso. En definitiva, nos oponemos a aparentar ficticiamente actitudes unitarias con quienes han boicoteado la puesta en práctica de apartados importantes del acuerdo de Ajuria Enea que en su momento, aunque de mala gana, aceptaron.

Renunciamos a participar en más sesiones fotográficas de grupo. Queremos que el lehendakari Ardanza, avalista al fin y al cabo del acuerdo, garantice el cumplimiento de todos y cada uno de sus puntos. Lo contrario supondría consagrar un fraude al pueblo vasco.

Joseba Azkárraga es diputado de EA.

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