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El arte de sobreactuar

Alguien dijo que para hacer justicia a Peter O'Toole hay que tener presente que, además de ser irlandés, procede del teatro. De ahí que no haya que sorprenderse demasiado de que le guste tanto exagerar.A Peter O'Toole le van como anillo al dedo los personajes que se prestan a la sobreactuación, por lo que a veces ha llegado a convertir este defecto en una extraña virtud. Todas sus interpretaciones más conocidas, entre ellas,las cinco que le valieron para optar a un oscar y aquella en que lo consiguió, que fue Lawrence de Arabia, son casi siempre de personajes desequilibrados, que él compone con primoroso lujo de gestos.

Sobreactúa siempre, pero unas veces lo hace apoyado en las peculiaridades del tipo que compone y otras no tanto. Le gusta también concebir sus trabajos como pugnas secretas frente a sus interlocutores en la pantalla. De ahí que les haga crecerse. En los dúos, cuando topa con un actor o actriz de genio, O'Toole se suele llevar la peor parte: Katharine Hepburn y Richard Burton le vencieron con sus propias armas en El león en invierno y Becket, respectivamente, aunque él supo defenderse con enorme eficacia.

Más información
Peter O'Toole: "Un actor debe ser generoso y natural"

Por ello, le van mejor a O'Toole los grandes solos, como los que mantuvo, a falta de verdadero contrincante, consigo mismo en Lawrence de Arabia y Adiós, mister Chips.

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