Poéticas traducciones
Estoy leyendo el primer volumen de las monograflas académicas de la Asociación Americana de Traductores correspondiente a 1987, dodicado a la excelencia en la traducción. Suena el teléfono y tengo que interrumpir la lectura: un amigo me comunica que Mariá Manent ha muerto. Entre los montones de libros y papeles que llenan las mesas de trabajo tengo dos volúmenes de su antología, hoy tan difícil de encontrar, La poesía inglesa, publicada por la Lauro, de Josep Janés: De los primitivos a los neoclásicos (1947) y Románticos y victorianos (1945). Se trata de dos libros que pensaba utilizar para un trabajo que creía interesante pero que no he podido comenzar: la comparación de sus versiones catalanas y castellanas.Al lado tengo el número 37 de la revista Reduccions, de Vic, dedicada a Manent: también publiqué allí, en homenaje a él, unastraducciones de Kenneth Patchen y de Allen Ginsberg. A mano derecha, en el estante de los diccionarios y las antologías, al lado del Faber Book of Epiglish Verse, del New Oxford Book of English Verse o del Oxford Book of Light Verse, compilado por Auden, está su Poesia anglesa i nordamericana. Manent siempre ha estado presente entre los traductores, y no dejará de estarlo.Manent empezó a publicar sus traducciones, principalmente del inglés, a los 19 años, en 1917, en La Revista. Se trataba de tres poemas de Robert Bums, -poeta especialmente dificil tanto por su lengua como por su ritmo. A los 21 años dio a conocer la primera versión de los Sonets i odes de Keats y, a continuación, tradujo Kipling, Yeats, Chesterton, Francis Thompson, Rupert Brooke, Walter Pater, Williani Blake, MacLeish, Dylan Thomas, Emily Dickinson... y publicó, en castellano y catalán, las antologías de poesía inglesa másamplias y precisas que existen. Además tradujo siempre en verso, esforzándose por encontrar las versiones más poéticas en la lengua terminal. Algunas de sus versiones de Keats, Shelley o Coleridge ya forman parte de la literatura catalana.
Por otra parte, y gracias al inglés como lengua puente, sus versiones de la poesía china introdujeron entre nosotros, y de modo muy distinto al de sus predecesores, el gusto y la curiosidad por la rica poesía oriental (Llaire daurat, de 1928, Com un núvol lleuger, de 1967, y Vell país natal, de Wang Wei, en 1986).
Los lectores de su obra poética original, o en este caso, de sus traducciones, siempre podrán brindarle otro tipo de homenaje: gozar de su poesía o de su prosa. Exactamente igual como yo empecé a gozarla hace casi 40 años cuando me dormía escuchando las narraciones del librito de Kipling Precisamente así, que todavía conservo por él traducido.