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Alberto García-Alix: "Tengo fuerza con una cámara en las manos"

El fotógrafo leonés expone en Madrid sus trabajos de los dos últimos años

Son 33 fotografías en blanco y negro con personas de expresión dura y mirada intensa como modelos. Alberto García-Alix, un leonés de 32 años, intenta escapar al tópico que le clasifica como fotógrafo de una generación y defiende con vehemencia la sencillez, la fuerza y la emoción de sus últimos trabajos. Es de formación autodidacta y su moto Harley Davidson representa otra de las pasiones de su vida. "Tengo fuerza con una cámara en las manos", declaró a este periódico.

Alberto García-Alix entra en la sala Moriarty, donde expone sus últimas fotografilas hasta el próximo 13 de diciembre, despeinado, somnoliento y enfadado con los periodistas que se empeñan en clasificar su trabajo como representativo-de-una-generación, aunque rápidamente intenta quitar hierro al asunto. "A estas cosas ya no les doy importancia", se apresura a decir, "porque las fotografías se defienden por sí mismas. Es mentira que mis trabajos representen específicamente a una generación. Tampoco es cierto que fotografíe sólo a famosos. Simplemente trato de mostrar un ser humano a través de una fotografía que expresa y dice algo, como resultado de un pulso entre dos".La exposición, titulada Bajo la luz de las tapias, consta de 33 fotografías que se venden a 60.000 pesetas cada una. Iván Zulueta, Johnny Thunders, Rosendo y Rossy de Palma son algunos de los modelos utilizados por Alberto García-Alix. Gente relacionada con el mundo de la farándula junto a personajes anónimos, cabareteras y motoristas. "Fotografío todo lo que puedo, pero a la hora de exponer necesito ofrecer unidad. Aunque sea menos vendible, tiene más fuerza". "Lo primero que pretendo", continúa, "es recoger a la persona, contar cómo es sin intentar que tenga ningún valor documental. Esto es inherente a la foto. Lo único que quiero es mostrar, y reconozco que tengo fuerza con una cámara en las manos".

El método de trabajo de García-Alix es una de sus obsesiones: "Siempre retrato a las personas con mucha dignidad. Les hago posar de una manera muy simple, con una tapia como fondo, porque trabajo muy poco en estudio. No les hago hacer el idiota ni sonreír. Nunca pillo a nadie al volapié, distraído. El hombre mira a la cámara quieto, fijamente, para lograr ese segundo donde la fatografía alcanza algo más allá y se consigue mayor expresión y carga emocional. Cuando coges la cámara te ves obligado a mirar varias veces: para enfocar, estudiar la composición... Procuro que la gama de grises sea perfecta, porque así la persona que tengo enfrente será más real. Entonces tratas de ver más allá, para que una foto no sólo sea bonita. Busco que me den algo. Hay días que me levanto con una resaca de muerte y no veo dos en un burro, pero otros sé que, cuando tengo alguien que merece la pena enfrente de la cámara, puedo sacar algo. Sin la otra persona yo no haría nada".

Alberto García-Alix nació en León hace 32 años y es autodidacto. En 1976 comenzó su afición a la fotograflia. Entonces era un hobby que se vio obligado a olvidar varias veces por dificultades económicas. "No he estudiado fotografía, aunque me hubiera gustado. Me he formado a mí mismo y la fotografía me ha enseñado mucho, me ha dado conocimiento humano, no estético. Busco la sencillez a través de un plano frontal muy directo, que sólo cuenta lo que hay allí. No hay que mirar alrededor. Una foto es la camisa y un dibujito de mi hermano que se murió. En su ausencia, ése es Willy para mí. El retrato de una chica es una foto de las cartas que me mandó. Mi autorretrato son mis manos y mis zapatos. No me gusta la sofisticación. Busco la sencillez".

Sus fotografías persiguen esta sencillez a través de la utilización del blanco y negro. "No me encuentro bien expresado en el color, aunque me gusta mucho y me gustaría aprenderlo. No me transmite lo mismo y necesito encontrar mi color personal". Esta idea de lo personal es otra de las obsesiones de Alberto García-Alix: "Estoy muy poco al tanto de lo que pasa por ahí, aunque si no te enteras de nada eres un toli, un necio. No compro revistas de fotos porque prefiero gastarme el dinero en una de motos. La fotografía sólo es un punto de vista propio y la técnica llega con el tiempo y se aprende. No entro en discusiones artísticas. Soy demasiado simple, o demasiado complicado, para llegar a ese punto".

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