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Los jóvenes no son ciudadanos de segunda

La autora afirma que en la juventud española se concentran los problemas del paro y la marginación, y que el Plan de Empleo Juvenil refuerza las condiciones de sumisión al desempleo de los jóvenes. Argumenta en este sentido que el nuevo plan exime a las empresas de costes por la contratación de jóvenes y les obliga a aceptar el salario mínimo interprofesional, renunciando al salario mínimo correspondiente a la profesión que han elegido o en la que han conseguido trabajo. Los jóvenes tienen la desgracia de ser muchos.

Nadie duda a estas alturas de que el paro es el principal problema que padecemos, y que, junio con la escasísima cobertura al desempleo, está configurando una sociedad en la que se margina del mercado de trabajo a colectivos importantísimos y que van en aumento año tras año.Los jóvenes, por tener la desgracia de lo que parece se ha descubierto de repente, "ser muchos" (como si el PSOE no conociera los datos demográficos cuando se comprometió a crear 800.000 puestos de trabajo), llevan la peor parte de la situación: tienen un desempleo más del doble que el resto, aumentando en los seis últimos años en más de 200.000 a pesar del maquillaje estadístico efectuado; sólo cobran prestaciones económicas el 14% y, gracias a las medidas flexibilizadoras en vigor, los menores de 25 años han perdido 200.000 puestos de trabajo estables en el último año, aunque la población ocupada de este mismo segmento poblacional ha aumentado en más de 300.000. Hasta aquí la breve radiografía de una realidad consecuencia de la aten ción que el Gobierno de Felipe González ha prestado a tan dramática situación.

Es ahora, después de seis años de dejar pudrirse el asunto, con gran incapacidad manifiesta para ponerle remedio, cuando a bombo y platillo, aprovechándose de la cobertura de los medios de comunicación, fundamentalmente de su televisión (ahí está como ejemplo el programa Derecho a discrepar, donde se impidió la asistencia de los sindicatos), pretenden poner en marcha un nuevo contrato, que lleva la indefensión de los jóvenes hasta límites que ningún Gobierno, ni de la más pura derecha europea, se ha atrevido a hacerlo (Spain is diferent), y a ello lo titula pomposamente Plan de Empleo Juvenil.

Lo fundamental de dicha medida es que se añade a los contratos no fijos existentes (16 diferentes, con bonificaciones y exenciones fiscales en su mayoría) uno más, similar al de Prácticas y Formación, pero éste sin coste ninguno para el empresario, con la modalidad de ser una relación con la empresa "de carácter especial", es decir, fuera de la normativa jurídica actual, por lo que va a cobrar el salario mínimo interprofesional y no el salario de convenio de la empresa respectiva, su período de trabajo no se computaría a efectos de antigüedad y sólo se prorrogará el contrato por una sola vez, siendo ocupado ese puesto por otro joven.

Exenciones fiscales

Por otra parte, las empresas no tendrán que solicitar al Inem los trabajadores que necesiten y disfrutarán de exenciones y bonificaciones tales que, según el cuadro adjunto, además de no tener ningún coste salarial, pueden ganar sólo por contratarle 44.658 pesetas al año si es mayor de 18 años y 297.777 pesetas si tiene de 16 a 18 años. Ello explica la alegría de la patronal, insaciable en su obtención del máximo beneficio e incapaz de poner algo de su parte para nuestros jóvenes.

Los sindicatos y la mayoría de las organizaciones juveniles nos hemos negado a avalar dicho contrato (más bien tropelía), aportando argumentos y propuestas a las que, como ya nos tienen acostumbrados, se han hecho oídos sordos, pero que no por ello renunciamos a seguir exponiendo para que sea la sociedad quien haga un debate público de asunto de tanta trascendencia.

En síntesis, ésta es nuestra posición:

1. Es un contrato ineficaz como inserción profesional e imposible de cumplir en su filosofía de que sea exclusivamente para jóvenes del primer empleo, ya que ¿cómo se asegura esta premisa si no existe la obligación de registrarse en el Inem y que sea éste el que haga la labor de selección?

2. No se exige relación alguna entre la formación adquirida por el joven y el puesto a cubrir (por ejemplo, un joven con titulación de mecánica del automóvil puede ser contratado para el sector de cárnicas, construcción, etcétera, y viceversa), y la práctica, la experiencia profesional que ha adquirido no será para la que ha dedicado cuatro o cinco años de estudio. Ello quiebra todo el sistema educativo y tira por la borda el Plan Maravall sobre la Reforma de las Enseñanzas Técnico-profesionales, despilfarrándose cientos de millones de pesetas dedicadas a la formación profesional cada año. Por otra parte, con la libre circulación de trabajadores europeos en lugar de profesionalizar a los jóvenes pueden convertirlos, gracias a este curso deformación profesional acelerada en los mejores peones.

Desde el punto de vista social, se avanza en la degradación paulatina de la estabilidad del mercado laboral, a cambio de un contrato ineficaz para generar empleo e injusto para los jóvenes y adultos, ya que se producen dos clases de trabajadores para el mismo puesto de trabajo, los que no cuestan nada y los viejos con cargas sociales que desincentivan su permanencia en la empresa, por lo que hay que deshacerse poco a poco de ellos; al regalar la mano de obra para este contrato, las empresas que no lo adopten tendrán dificultades para competir en costes salariales con las otras, con las consecuencias de todos sabidas. Por otra parte, se margina objetivamente a más de dos millones de personas (los parados mayores de 25 años o que han trabajado alguna vez), condenándoles al paro y la miseria, al considerarles, de hecho, fuera de los canales prioritarios de bonificaciones.

Por tanto, soy de la opinión que el nuevo contrato que intenta poner en marcha el Gabinete socialista, además de carecer de novedad e imaginación, es una falacia que únicamente encubre la subvención a la empresa privada, sin discriminación de actividad económica, con grandes posibilidades de fraude a costa de los que pagamos impuestos, en paralelo con una precarización de las condiciones laborales que, no sólo afectaría al conjunto de jóvenes, sino a todos los asalariados.

Comisiones Obreras, partiendo de su conocimiento del empleo, el paro y el mercado de trabajo, contando con las propuestas de las organizaciones juveniles, ha elaborado 28 medidas, que quieren contribuir a dar respuesta al desempleo, fundamentalmente al juvenil, pero abarcado el conjunto y teniendo como punto de partida el desarrollo de una política económica que dinamice la estructura productiva, y que articule un proceso de distribución de la renta socialmente progresista, con programas específicos para los que han abandonado o terminado sus estudios.

Prepotencia del Ejecutivo

La Administración, haciendo como siempre caso omiso a las propuestas sindicales y con la prepotencia e infalibilidad de que hace gala, dice va a sacar adelante su objetivo, pese a quien pese.

Nosotros no nos resignamos a aceptar que lo único que esta sociedad ofrezca a los jóvenes sea el subempleo, la marginalidad y la ciudadanía de segunda clase, rayando en la esclavitud.

Porque creemos se debe crear empleo no sólo en cantidad, sino en calidad; porque no queremos jóvenes dóciles y plegados a los caprichos de las empresas, sino dispuestos a defender sus derechos; en definitiva, porque creemos en una sociedad más justa e igualitaria, vamos a movilizarnos y a luchar. Los jóvenes y la sociedad tienen la palabra.

pertenece a la Secretaría Confederal de Empleo de CC OO.

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