Noventa exposiciones hacen de París la capital mundial de la fotografía

Noventa exposiciones distribuidas por toda la ciudad convierten a París este otoño en el centro internacional de la fotografía, gracias a su bienal, organizada por la asociación París Audiovisual, de la Dirección de Asuntos Culturales de la ciudad de París. El Mes de la Foto reúne 90 exposiciones en galerías, museos, centros culturales e incluso cafés de moda, en los que se dan cita el gran público, críticos y fotógrafos de todo el mundo.

Cuando, hace aproximadamente 10 años, comenzaron a abrirse en París las primeras galerías dedicadas exclusivamente al arte fotográfico, el público que las frecuentaba se reducía a unos cuantos coleccionistas, a los profesionales de la fotografía y a algunos raros aficionados. Hoy su público se ha multiplicado, sobre todo por al esfuerzo realizado por París Audiovisual, que cada dos años organiza la manifestación Mes de la Foto, y cuya quinta edición ha conseguido movilizar un amplísimo público -del popular al elitista- gracias a 90 exposiciones en galerías, museos, bibliotecas, centros culturales extranjeros, fundaciones e incluso bares o cafés branchés (a la moda). Una de las iniciativas de este año es Les bistrots d'mages: todos los fines de semana se darán cita en los lugares elegidos los fotógrafos, el gran público y los críticos, dando así la posibilidad a los más jóvenes de entre los primeros de presentar sus trabajos personalmente a los más famosos de los últimos. Felizmente, el Mes de la Foto no dura un mes, sino bastante más, puesto que las primeras exposiciones se inauguraron a finales de octubre (por ejemplo, Fotografía aérea 1914-1918, una exposición insólita), y las más numerosas, a partir de mediados e incluso últimos de noviembre, extendiéndose algunas de ellas hasta finales de enero.

Calidad

Como en ediciones anteriores, este año está asegurada la calidad en general, comenzando por las exposiciones de apertura, entre las que destacan Homenaje a Bassai, con dos muestras dedicadas a París: ternura, humor, agudeza y hermosura, en la mirada de este observador nato, que ha captado tanto lo efímero corno lo eterno, lo mágico como lo vulga de esta ciudad. Frente a la forma de hacer natural y aparentemente fácil de Brassai, el refinamiento y la teatralidad de un Newton o de una Alice Springs, o la ironía, a veces cruel, de un Elliot Erwitt, que parece llegar, ver y disparar en una fracción de segundo.

En las tres secciones que componen la bienal, los temas elegidos este año son Esplendores y miserias del cuerpo, Aspectos de la creación fotográfica en Europa 1968-1988 y, por último, la más novedosa quizá y sin duda imprescindible, La fotografía aplicada: arquitectura, industria, publicidad y ciencia.

Dentro del primero destacan -entre las que hasta el momento se han inaugurado- la del ARC, con una selección de 97 fotógrafos. Una muestra de calidad, sin duda, pero sin sabor, sin fuerza, pese al tema. Ni el esplendor resplandece, ni la miseria toca fondo.

Pese a la gran variedad de imágenes se tiene la sensación de que el problema está en la elección de las fotografías, que no de los fotógrafos, pues forman parte de esta exposición los grandes nombres de la fotografía actual, algunos de los cuales presentan también muestras individuales, como Mapplethorpe, con una se lección inteligente de su obra que abarca otros aspectos de este fotógrafo polifacético y, en el fondo, mal conocido; Graciela Iturbide, con sus mujeres de Juchitan y Ernestine Ruben.

En Aspectos de la creación fotográfica, una buena selección es la del Stedelijk Museum, presentada por el Instituto de Cultura de Holanda, y la de Una mirada sobre la fotografía soviética contemporánea, y la obra personalísima de G. Rousse. En esta misma sección, que consta de 30 exposiciones, están presentes fotógrafos españoles o españolizantes. En el primer caso, Ouka Lele y Fontcuberta Villa, y en el segundo, Christine Spengler, con sus Vírgenes y toreros, el tópico y lo típico tratado en gran formato y a todo color.