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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Algo más que un desliz

MAL LE van las cosas a Alianza Popular, partido que no deja de perder posiciones en los sondeos y que ni siquiera logra ponerse de acuerdo consigo mismo sobre la naturaleza de sus problemas. Éstos son múltiples, sin que quepa reducirlos a la cuestión del liderazgo (efecto, más que causa, de la crisis que atenaza al partido). Una pista tal vez más segura de la naturaleza de esa crisis la proporcionan las declaraciones del senador aliancista Juan de Arespacochaga sobre la situación de Chile, así como, sobre todo, los torpes intentos del vicepresidente del partido Alberto Ruiz Gallardón de salvar la cara a su compañero de militancia. Arespacochaga, en unas declaraciones que han sido difundidas por la cadena estatal de televisión chilena, ha venido a decir que un sistema plebiscitario como el propuesto por Pinochet para intentar perpetuarse en el poder no sólo es perfectamente legítimo, sino superior, desde el punto de vista de la pureza democrática, a los sistemas parlamentarios de partidos. El representante aliancista (que ocupa una de las vicepresidencias del Senado) ha adobado tal opinión con una sarta de tópicos, nada sorprendentes en la boca de un ex alcalde franquista, sobre la corrupción inherente a los regímenes que se apoyan en "los intereses de partidos y partiditos". No es de extrañar que tales declaraciones hayan sido utilizadas en Chile como parte de la campaña de Pinochet en favor del sí en el referéndum del próximo día 5.Que el vicepresidente del Senado español haga campaña por Pinochet es ya algo suficientemente escandaloso como para que sus propios compañeros de partido tomen medidas inmediatas. La cosa se torna aún más preocupante a la vista del quite de Ruiz Gallardón, quien, pretendiendo refutar la acusación de que AP hace campaña por el sí en Chile, ha afirmado la perfecta neutralidad de su partido ante el referéndum del 5 de octubre. De manera que ya sabemos que, entre Pinochet y los demócratas chilenos, Alianza Popular no está ni con el uno ni con los otros. El vicepresidente de AP no sólo no ve condenable la actitud de Arespacochaga, sino que se alinea con él al reforzar su argumentación genérica con el ejemplo de la España actual. Para Ruiz Gallardón, el uso hecho por el PSOE de su mayoría absoluta configura una situación "escasarnente democrática". Menos, según la lógica de la argumentación, que la ideada por el general golpista y que, según había dicho Arespacochaga, con.stituye "una llamada directa al pueblo, sin vicarios intermedios". El posterior intento de aclaración de Hernández Mancha, en una conferencia de prensa celebrada ayer mismo, apenas despejó, pese a su buena voluntad, las dudas sembradas por sus dos correligionarios: volvió a insistir en la neutralidad de su partido ante el plebiscito.

Con todo, sería exagerado atribuir al conjunto de AP una ideología como la que traslucen las palabras de Arespacochaga. Pero tampoco puede despacharse el asunto como si de un patinazo accidental se tratase. Hace tres años se organizó un regular escándalo a raíz de la participación del diputado y portavoz de AP para asuntos de política internacional, Guillermo Kirkpatrick, en una reunión política con, entre otros, el ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen y representantes del partido neofascista italiano MSI. Algo más que un patinazo fue también la mención elogiosa que Hernández Mancha hizo del régimen militar de Corea del Sur en el debate de la moción de censura por él presentada en febrero de 1987.

Para el equilibrio del sistema parlamentario español sería bueno que AP -potencial receptor de varios millones de votos conservadores- acertase a definir su identidad como partido democrático de derecha. Pero para ello es imprescindible, en la España actual, muy sensibilizada por situaciones como la de Chile, que tanto recuerda el colapso de. la dictadura franquista, desprenderse de esos restos de autoritarismo enquistados en sus filas.

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