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La amenaza del incendio de La Palma se centra en la Caldera de Taburiente

Tres días después de iniciarse el voraz incendio de La Palma -la isla más verde de la comunidad autónoma canaria-, y tras haber arrasado alrededor de 80 kilómetros cuadrados -más de la décima de de la superficie de la isla-, el fuego seguía ayer amenazando con penetrar en la Caldera de Taburiente, parque nacional situado en el interior de un gigantesco cráter volcánico cubierto de espesa vegetación. El grueso de los medios materiales y humanos desplegados estaba concentrado en una zona entre el barranco de Ireque y el Lomo del Horno, en el municipio de Tijarafe, al borde de dicha reserva natural, para evitar, mediante un cortafuego de un kilómetro de frente, que las llamas se abrieran paso fácilmente hacia el resto de la isla.

El gobernador civil de la provincia, Julio Pérez, confiaba en que el incendio, en el que no se han producido daños humanos, fue controlado a última hora de ayer. Las autoridades basaban su pronóstico optimista en que tanto el citado cortafuego, que protegía la Caldera, como los cortafuegos realizados para aislar a la población de Tijarafe (3.012 habitantes), distante del foco unos cuatro kilómetros, permitieran dominar la progresión de las llamas. Unas 2.000 personas, entre civiles y militares, de las que alrededor de 700 formaban el grupo más cualificado, trabajaban intensamente para sofocar el fuego, bajo la dirección del mando único, ostentado por el delegado del Gobierno en la isla, Carlos Fernández Felipe.

Dos hidroaviones

Al primer hidroavión, que llegó de Jerez (Cádiz) al mediodía del sábado, se sumó ayer otro aparato similar. El hecho de que estos medios de lucha aérea contra incendios utilicen un combustible especial, L100, obligó a transportar en un barco militar, desde el puerto de Las Palmas (Gran Canaria), dos cubas con dicho carburante. La actuación de los hidroaviones, que combaten el fuego desde el aire arrojando agua en constantes pasadas a escasa altura, contribuyó, según los expertos, a reducir el fuego y sirvió de apoyo para la intervención humana desde tierra. Las autoridades locales destacan, sin embargo, que la efectividad de estos aviones es menor en geografias escarpadas como la de La Palma, debido a la dificultad de las operaciones necesarias en tales escenarios.La situación meteorológica ha evolucionado favorablemente en las últimas horas, al aumentar la humedad, disminuir la velocidad del viento y mantenerse regular la temperatura media (23 gra dos). Esta circunstancia hizo que el director general del Medio Ambiente, Víctor Pérez Borrego, perteneciente a la Consejería de Política Territorial del Gobierno autónomo, transmitiera a primeras horas de la tarde una impresión optimista sobre un próximo desenlace feliz. Esta misma previsión esperanzadora era compartida por el delegado del Gobierno de la isla, Fernández Felipe, y el gobernador civil de la provincia, Julio Pérez, que preside, desde Tenerife, el comité de seguimiento del incendio.

El espectáculo de monte calcinado, desde Garafía a Tijarafe, en el ángulo noroeste de la isla, hizo comentar al concejal del primer municipio citado, Aurelio Pérez Machín, que no quedaba ni pasto para las cabras". En efecto, los grandes perjudicados de esta catástrofe son los agricultores de medianías, que han visto cómo extensas zonas cultivadas de almendros y otros frutales, sus viviendas y numerosas cabezas de ganado caprino eran pasto de las llamas. Los campesinos de Garafía, el municipio más grande de la isla, en cuyo caserío de El Castillo se originó en la noche del jueves el incendio (según testigos, pudo deberse a un cortocircuito del tendido eléctrico), estaban a punto de recoger la cosecha de almendras (los árboles han quedado convertidos en cenizas) y ahora se enfrentan al problema de no saber con qué alimentar a una cabaña de alrededor de 1.500 cabras. "Hemos pedido urgentemente pienso para los animales, que se están muriendo de hambre", declaró Pérez Machín. Muchas familias de la comarca siniestrada viven de la elaboración de quesos.

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Ayuda económica

La Consejería de Agricultura, los Ayuntamientos y el Cabildo envían en camiones alimento seco para el ganado de la zona siniestrada. Las corporaciones municipales afectadas de Garafia, Puntagorda y Tijarafe pedirán, una vez se apague el fuego, ayuda económica a la comunidad autónoma y al Gobierno central para compensar las cuantiosas pérdidas sufridas, aún sin evaluar. El gobernador civil informó ayer que el Ministerio de Agricultura y la consejería del ramo de la comunidad autónoma ya han comenzado a estudiar posibles subvenciones.Vecinos del lugar señalaban a este periódico que el incendio de ahora acarreará consecuencias económicas y ecológicas más graves que el que se registró en 1975 (el más importante ocurrido en Canarias, que asoló 100 kilómetros cuadrados de la isla), porque coincidió con el invierno y estuvo seguido de lluvias, mientras que el de ahora se produce en verano y con mayor fuerza destructiva. Unos días antes de comenzar el incendio las autoridades se habían reunido para perfilar un plan de desarrollo integral de esta zona de la isla que cifraba en 20.000 millones de pesetas las inversiones previstas para los próximos 10 años.

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