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Los tribunales de selectividad de Madrid neutralizaron la filtración de un ejercicio

Diversas fuentes de los tribunales de selectividad de las universidades de Madrid confirmaron ayer que a última hora de la noche del miércoles fue necesario replantear la prueba de la asignatura de filosofía ante la evidencia de que el ejercicio previsto inicialmente había sido filtrado. En contra de la versión oficial facilitada a este periódico (véase EL PAÍS de ayer), los textos y las cuestiones planteados definitivamente en la prueba de filosofía que los alumnos realizaron el jueves fueron distintos de los previstos.

Platón y Marx tuvieron que ceder su sitio a Kant y Aristóteles, los autores sobre los que finalmente tuvieron que contestar los más de 30.000 alumnos que se han enfrentado a lo largo de los dos últimos días al examen de ingreso en las cuatro universidades de Madrid.Los tribunales de selectividad tuvieron conocimiento a lo largo de la tarde y noche del miércoles de que el contenido del ejercicio de filosofía estaba circulando por todo Madrid. Ante esta circunstancia, decidieron cambiarlo por completo, lo que obligó a las fotocopiadoras a trabajar hasta primera hora de la madrugada del jueves para tener dispuesto a tiempo el nuevo ejercicio.

Según las citadas fuentes, "la versión oficial [la existencia de unas supuestas erratas que habrían obligado a rectificar el ejercicio] se hizo necesaria para evitar que cundiera el nerviosismo y la inseguridad entre los alumnos en el último día previo a la prueba de selectividad, pues la extensión de los rumores sobre filtraciones podría poner en tela de juicio la seriedad de todos los exámenes".

Los estudiantes, que ayer se examinaban en la universidad Autónoma de Madrid del segundo bloque de la prueba de selectividad -el correspondiente a las pruebas específicas de ciencias y letras y de materías optativas-, se encontraban algo más tranquilos que el primer día. Pudieron comer sentados plácidamente en el césped, tomar una cerveza sin agobios y dar algún repaso a las asignaturas de las que se examinarían por la tarde, latín y arte, o química y dibujo.

El jueves, la incesante lluvia que caía sobre Madrid y el hecho de que la universidad Autónoma esté ubicada a varios kilómetros de la ciudad hicieron que unos 7.000 estudiantes se vieran obligados a permanecer durante casi cuatro horas, desde la una de la tarde hasta 16.30, sentados en las escaleras de las facultades o en el bar. "Tuvimos que hacer cola no sólo para comprar un bocata y algo para beber, sino también para llamar por teléfono a casa", se lamentaba una alumna.

Los estudiantes de letras comentaban con cierto optimismo los exámenes que acaban de realizar, mientras los de ciencias se quejaban de la excesiva dificultad de las pruebas de matemáticas y física. Raúl y Eduardo, que quieren estudiar ingeniería industrial, temen que las calificaciones de selectividad rebaten considerablemente la media de notable de sus expedientes y ello les dificulte el acceso a esos estudios. Sin embargo, Marta, que se examinaba de letras, no creía tener excesivas dificultades para conseguir plaza en la Complutense y estudiar imagen y sonido. "Los profesores se han portado bien. A mí me ha soprendido, porque me habían contado que casi no podías moverte sin que te llamaran la atención. En mi clase, por lo menos, no estaban en plan ogro", dice Marta. "Tampoco hubo incidentes especiales. Algún desmayo y pequeños nervios, lo normal, explica Emilio Crespo, delegado del rector para alumnos en la universidad Autónoma de Madrid.

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