Las críticas al impuesto religioso' son propias de una 'república bananera', según Echarren
, Ramón Echarren, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, manifestó ayer en Madrid que algunos planteamientos críticos sobre la asignación tributarla -el llamado impuesto religioso-, "aparte de a república bananera, suenan a ancianismo de la peor especie. "Esto es un caso único de esa incultura que ha sido tradicional en nuestro país", agregó el también obispo de Canarias.
Con esas palabras respondía a una pregunta sobre la posible inconstitucionalidad de los acuerdos España-Santa Sede, a los que se había referido un editorial publicado recientemente en un diario [EL PAÍS publicó uno titulado Pagar religiosamente el pasado martes), en el que no se descartaba que los ciudadanos pudieran contribuir a los fines sociales de la Iglesia.
La conferencia de prensa celebrada ayer en Madrid había sido convocada para, presentar las líneas maestras del documento La Iglesia y los pobres, que el episcopado aprobará en su totalidad dentro de un par de años. Echarren se mostró impresionado por algunas visiones que existen respecto al tema de la financiación del Estado a la Iglesia, cuando esto es moneda corriente en países no tan sólo occidentales, sino algunos del Este, como Yugoslavia.
"Esta sociedad lleva camino de alcanzar unas cotas de agresividad que el día menos pensado puede convertirse en un infierno", dijo. "Es posible que eso explote y va a explotar; no será la primera vez que ocurre en la historia", declaró, y agregó: "Me da mucha pena la incultura que significa todo eso".
La opinión del obispo de Canarias sobre la asignación tributaria centró buena parte del interés informativo, que, sin embargo, fue compartido por las críticas que Echarren hizo de la falta de solidaridad, así como por el llamamiento a que las instituciones eclesiásticas coordinen sus actividades para luchar contra la pobreza. "Estamos en una situación de degradación social en España; hacemos poco en lo referente a nuevas formas de pobreza", dijo Echarren. "Nunca se ha hablado tanto de justicia y se han cometido tantas injusticias", afirmó el obispo de Canarias; "bastaría lo que se gasta el primer mundo en perros, gatos_y pájaros para alimentar al Tercer Mundo".
Respuesta política
El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social agregó que había personas que sentían envidia de los animales. "La opción prioritaria por los pobres no es la chaladura de un sacerdote, un seglar o un obispo", dijo Echarren, quien atacó lo destinado a armamento en los distintos países.
En referencia a los modelos políticos generados por los bloques, declaró que habían entrado en crisis, e incluso en las democracias, a las que definió como los sistemas menos malos, "existe una retórica de lo social en cuanto a derechos, pero muchos no se pueden permitir el ejercicio de los mismos ".La Iglesia, en opinión del obispo de Canarias, debe tender a modificar el corazón humano, porque "las respuestas a las situaciones de pobreza y marginación son económicas, técnicas y políticas, y eso no está en el evangelio, de donde sí arranca un orden de valores".
En esa línea, y para favorecer una mejor colaboración entre las distintas instancias eclesiásticas se constituyó- hace unos meses una comisión mixta de pastoral de la caridad, que integran desde asociaciones como Cáritas y Manos Unidas hasta la Federación de Religiosos de la Enseñanza y cinco comisiones episcopales.
"Los esfuerzos deben coordinarse porque ya no se puede actuar como francotiradores", agregó Echarren. La renovación de la pastoral de la caridad pasa, en palabras del obispo de Canarias, por tener la vista clavada en los que sufren, aspecto en que se está haciendo mucho, "pero es más aún lo que queda por hacer y debe hacerse por toda la comunidad cristiana".
Dentro de la mencionada coordinación de esfuerzos se está haciendo una consulta a todas las diócesis, con cuyas aportaciones se elaborará un documento que servirá para crear las propuestas que serán sometidas a consideración de la asamblea plenaria del episcopado.
