_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

PNN para la gloria

El pasado día 9 de octubre aparecía en EL PAÍS una columna de Juan Cueto, titulada Tesinas, en la que se hacía referencia casi mítica a los profesores no numerarios, incluso cuestionándose el porqué de su mutismo. Como me siento identificada con el texto paso a enumerarle la situación de las tesis y penenes, puesto que las tesinas no son obligatorias desde 1985, en que pasaron por real decreto de ser preceptivas a ser facultativas. Ahora bien, cualquier penene que desee ser titular o catedrático numerario, o simplemente seguir siendo penene, debe realizar un trabajo de investigación mayúsculo denominado tesis doctoral, que luego es juzgado en la más absoluta impunidad a pesar de que se celebre un acto público para tal evento.El futuro doctor o doctorando decide previamente entre realizar una tesis necrófaga, basada en algún ser muerto, o una tesis pirata, es decir, repicada o transcrita textualmente de otra ya realizada en cualquiera de las múltiples universidades que pueblan nuestra geografía nacional. A pesar de las tentaciones anteriormente expuestas, que de seguro garantizan el cum laude, el penene suele optar por una tesis inédita, original y de rabiosa actualidad, lo que evidentemente pone muy nerviosos a los numerarios necrólatas. Esta tesis, realizada sin ningún tipo de dotación ni ayuda estatal, se confecciona con el mayor rigor y metodología científica. Sin embargo, estas tesis pasarán a la historia por su inédita calificación de apto, pues el cum laude, se reserva para las tesis necrófagas y piratas. ¿Calificación ejemplar o disciplinaria?, me pregunto.

Por otra parte, y si se me permite el símil, entre las diversas especies que poblamos la fauna docente se encuentra el penene, similar al toro bravo, de casta, generalmente moreno azabache, que sabe zafarse con esa intuición innata de los aprendices toreros. No se mete con nadie, da sus clases, respeta a los alumnos, pero le incitan al toreo, lo llevan al corral y al final acaban lidiándole. Sin ánimo, sin brío, hecho una herida, pulula su mutismo por la facultad. Ya es un penene en regla, y del penenazgo a la titularidad. Como dice un refrán afgano: "El que se embarca con el diablo, navega con él". ¿Cómo se podrá uno bajar de la barca?- Profesor no numerario de la facultad de Ciencias de la Información de la universidad

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_