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Entrevista:

Visita Madrid JeanTardieu, uno de los creadores del teatro del absurdo

A sus 83 años, el poeta y dramaturgo francés Jean Tardieu, que en su trayectoria literaria ha estado cercano a movimientos como el superrealismo o el teatro del absurdo, sigue conservando una envidiable vitalidad. Invitado por el Instituto Francés, centro que ha montado días atrás algunas de sus piezas teatrales, Jean Tardieu, que estrenará próximamente una nueva obra, La ciudad sin sueño, en Nueva York, ha pasado algunos días en Madrid..

Hijo de un conocido pintor muerto en Vietnam a principios de siglo y de una arpista, Jean Tardieu, escritor precoz que se define a sí mismo como un "abstracto de la literatura", no tardó en presentir que "el mundo no es sino un vasto y terrible enigma que hay que descifrar". El lenguaje reviste para el autor experimental de Los amantes del Metro y de Conversación sinfonietta una función catártica y de conocimiento. "Cuando estaba terminando mi bachillerato", explica, "tuve una fuerte depresión que coincidió con mi estudio de la filosofía. Temía perder mi yo, sufrí de diversas pérdidas de lenguaje y apenas si podía leer, pese a que desde mi infancia había sido un devorador de libros. En cierto modo, eso me permitió tomar una distancia respecto al propio lenguaje y traducir posteriormente mi propia visión del mundo".Una visión que se articula literariamente en torno a dos grandes,ejes, el humor y la desesperanza. Sus personajes deambulan a la deriva en un universo en el que conviven lo grotesco y lo sublime, lo trágico y lo cómico. "En cierto sentido, mi experimentación lingüística trata de extraer un sentido de la existencia a través del sinsenti do, del non-sense. Es el muy filosófico fuego, presente en Nietszche y en Heidegger, de la contradicción, de la nada in mersa en el todo y viceversa" explica.

Influencia superrealista

Íntimo amigo de Paul Eluard, Jean Tardieu, recuerda que "el superrealismo me influyó bastante, aunque no llegué a formar parte de él. Pero es cierto que hay en mí un cierto auto matismo de la escritura. Creo que las palabras más simples sori siempre las más extrañas, por eso en libros como Como esto, como aquello he jugado a establecer variaciones poéticas sobre los verbos ser y tener auténticos comodines de la lengua".Hijo de su siglo, Jean Tardieu colaboró activamente en las revistas clandestinas de la Resistencia, junto a poetas como Paul Eluard y Louis Aragon. "Anteriormente había traducido a Holderlin", rememora, "y no puedo olvidar el terrible shock de la ocupación, mi repentina aversión por la lengua alemana cuando vi, caminando con mi mujer por las calles de París, los primeros carteles nazis anunciando fusilamientos de rehenes franceses...".Actualmente, Tardieu, al que algunos críticos calificaron como el primer autor del llamado teatro del absurdo, ultima unas traducciones de la poesía de Goethe y prepara nuevas piezas teatrales. Ha abordado la revisión del conjunto de su producción dramática, que pronto aparecerá reunida en la colección de bolsillo de la editorial Gallimard. ,

Autor minoritario, vanguardista, Tardieu -que, desde 1955, mantuvo diversos contactos con autores como Raymond Queneau y Francis Ponge para hallar una vía de experimentación artística en la que prevalecieran lo cómico y lo fantástico- ha ido poco a poco haciéndose con un público cada vez más amplio.

"De todas formas", concluye, "para mí, la oposición vanguardia-tradición es falsa, no significa nada, pues toda obra buena comporta sus dosis de tradición y de innovación. Yo siempre he oscilado entre dos polos. De hecho, mis primeros poemas eran netamente líricos... Algunos han creído ver en mí al sucesor de una forma de clasicismo y otros han considerado mi obrá como un conjunto claramente vanguardista.

Lo que sí es cierto es que toda obra debe, a mi juicio, cambiar el arte, sea en el sentido que sea... Hoy día vivimos tal vez un momento, si no de regresión, sí de calma, al menos en lo que se refiere a la novela y a la pintura. Y quizá ello también me haya afectado ' a mí, ya que La ciudad sin sueño, que yo definiría como una pieza freudiana, guarda muchos elementos de anteriores obras mías, pero en ella aparece casi por vez primera una acción concreta".

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