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Dos ancianos que vivían en condiciones infrahumanas, trasladados a una residencia

Amelia Castilla

Dos ancianos que fueron sacados por la Policía Nacional de su domicilio el miércoles e ingresados en un hospital fueron trasladados ayer, a última hora de la tarde, a una residencia. Empleados municipales llenaron un camión con productos de desecho de la vivienda, situada en el número 90 de la calle de Algorta, en el distrito de Carabanchel. Los propietarios de la casa, Antonio Rodríguez Trapero, de 75 años, e Hipólita Fernández, de 92, vivían en condiciones sanitarias pésimas. Los vecinos denunciaron la situación en que estaban los ancianos, cuya vivienda fue fumigada en dos ocasiones.

Hipólita, que está ciega y se encuentra totalmente desnutrida, fue dada de alta ayer en el hospital Primero de Octubre, en el que había sido ingresada el día anterior. La mujer sólo pedía que la llevaran a su casa con Antonio, su marido. Éste, que padece cirrosis, había sido ingresado en un albergue municipal.Joaquín García Pontes, concejal de la Junta de Distrito de Carabanchel, negoció ayer personalmente con ellos para convencerles de que se trasladaran a un centro donde estuvieran atendidos. A última hora de la tarde, el anciano y su compañera ingresaban voluntariamente en el centro Médico Geriátrico de la localidad de Leganés, donde quedaron alojados. El concejal no descartó, sin embargo, que los ancianos se escapen de la residencia.

Los vecinos del inmueble, que han sufrido durante siete años los malos olores que salen de la vivienda, aseguraron ayer que impedirían la entrada de los dos ancianos si éstos regresaban. "No sólo por nosotros; también por ellos", aseguró un vecino. En dos ocasiones la vivienda fue fumigada como consecuencia de las denuncias presentadas por los vecinos.

Los empleados municipales que acudieron a sacar los desechos de la vivienda tuvieron que utilizar picos y palas para levantar la costra de heces fecales que cubría el suelo de la vivienda de los dos ancianos. Los empleados tuvieron que utilizar mascarillas para protegerse del fuerte hedor que desprendía la casa, que se había extendido a toda la escalera.

Animales muertos

Numerosas personas, que se protegían del mal olor con pañuelos, presenciaron la operación de limpieza y protestaron por el abandono de los ancianos y la situación en la que viven las personas que tienen que convivir con ellos en el mismo edificio.Entre botellas, cartones y restos de comida se encontraron también dos pollos y un canario en estado de descomposición. El perro con el que convivían los propietarios, que "jamás salía a la calle", según testimonios de los vecinos, fue trasladado a una perrera.

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El animal, según las personas que lo vieron, se encontraba también en un estado deplorable, con unas uñas de diez centímetros. Algunos vecinos aseguraron que antes de que se les facilitaran mantas, la pareja dormía con el perro para que les diera calor.

La mujer, según los vecinos, vivía en "un abandono total, puesto que no tienen ni luz ni agua". "Nunca salía a la calle y apenas se alimentaba. Su marido se pasaba el día en los bares, llegaba a las tantas de la madrugada y muchas veces no podía llegar por su propio pie", aseguró una vecina.

La misma fuente explicó también que algunas personas del edificio, y sobre todo niños, han sufrido erupciones en la piel y se han visto afectados por virus extraños. Las malas condiciones del inmueble han causado también numerosos desperfectos en el techo del piso inferior.

Pese a la lamentable situación en que vivían, algunos vecinos comentaron que en más de una ocasión escucharon a la anciana decirle a su compañero que se cubriera al salir a la calle, no fuera "a coger algún microbio".

Los vecinos desconocen si los dos ancianos tienen familia, aunque nunca recibían visitas. Al parecer, Antonio Rodríguez trabajaba en una empresa constructora hasta que se lesionó una pierna y tuvo que abandonar el empleo. Los ancianos perciben una pensión cercana a las 80.000 pesetas.

La pareja fue trasladada al hospital el pasado miércoles por la policía, que había sido avisada por los vecinos, que estaban preocupados porque hacía unos días que no escuchaban ningún ruido procedente de la casa. Cuando llegó la policía, los dos ancianos estaban en la cama y parecían enfermos.

Hipólita, según los vecinos, fue sacada de la vivienda medio desnuda y llena de suciedad. "Parecía un pollito", explicó un vecino que presenció el traslado. "Tenía los pies tan sucios que parecía que llevaba zapatos".

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