El inspector Medina asegura que hay pruebas irrefutables de que se investigaba a fuerzas políticas
El inspector Juan José Medina Lozano, procesado por infidelidad de documentos, asegura que en su sumario "se encuentran irrefutables pruebas del espionaje policial a los partidos políticos y que consisten en voluntarias declaraciones prestadas por hombres de la entera confianza del ministro del Interior, José Barrionuevo, pilares que le sustentan, que reconocen haber espiado y haber dado cuenta a sus superiores".El inspector Medina asegura: "Barrionuevo sabe que no existen sellos falsos ni mal utilizados y que los chantajes como el realizado a mi amiga, la señorita Murciego, no son más que montajes, de los cuales alguien tendrá que responder ante los tribunales".
"El ministro del Interior, José Barrionuevo, y su equipo pretenden difuminar un asunto tan grave como el del espionaje a los partidos políticos y la realidad del espionaje no está en sellos falsos o indebidamente utilizados sino en irrefutables pruebas que constan en mi sumario y que consisten en voluntarias declaraciones prestadas por hombres de su entera confianza, pilares que los sustentan y que reconocen haber espiado", declara Medina.
"Esos pilares", añade, "que todo el mundo conoce, son el comisario general de Información, Jesús Martínez Torres, -reconocido como torturador por más de 20 personas ante notario y por quien el ministro del Interior empleó su palabra en el Parlamento-, el secretario de ese departamento, Antonio Piqueras, implicado en la destrucción de miles de documentos de incalculable valor histórico tras la llegada de los socialistas al poder en octubre de 1982, y el jefe de la Brigada de Interior, Alberto Elías, procesado por infidelidad en la custodia de documentos como en el caso de escuchas a Ruiz Mateos y también involucrado en el espionaje policial a partidos políticos como los dos anteriores".
Medina equipara la actuación de Interior en este asunto del espionaje a partidos políticos a las que el equipo que dirige Barrionuevo ha tenido con otros casos que personalmente conoce el inspector, como los de la desaparación de El Nani, la desaparición de documentos de los archivos policiales o el caso Rumasa.
El inspector añade que recibe amenazas de muerte "algunas de ellas con el sello impreso del departamento que dirige Barrionuevo, y sinceramente tengo miedo", dice, "de que un día pueda acabar asesinado por un tenebroso gal o etarra y que al cabo de diez años alguien descubra un oscuro origen del arma asesina".
