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El pleito sobre el legado del pintor Rothko termina tras 15 años

La fundación del artista desaparece con la entrega de un millar de obras

El telón ha caído finalmente, después de 15 años, sobre el caso Rothko, la pelea legal más sonada de los últimos años en el mundo del arte, con la escalonada desaparición de la Fundación Rothko y la entrega de más de 1.000 obras del pintor a 29 museos. Sus dos hijos, que habían sido desheredados, han sido reconocidos ahora como herederos de la mitad del testamento.

El caso comenzó en 1971 con la acusación de que los ejecutores del testamento de Mark Rothko, el pintor expresionista abstracto, habían conspirado con la galería Marlborough, de Nueva York, para defraudar y despilfarrar la herencia, valorada en 50 millones de dólares (unos 8.500 millones de pesetas). El tribunal apoyó los cargos, destituyó a los ejecutores del testamento, los multó, al igual que a la galería, y ordenó la reestructuración de la fundación establecida tras las disposiciones testamentarias de Rothko.

El caso ha terminado ahora con la escalonada desaparición de la Fundación Rothko, casi una década después de que fuera reestructurada, para dar su parte de la obra de Rothko a museos mayores. Según la fundación, ha distribuido más de 1.000 obras del pintor a 29 museos en Estados Unidos y del extranjero. La mayor parte, 285 pinturas y 600 piezas menores, ha sido entregada a la National Gallery, en Washington.

Una pequeña Fundación Rothko aún prestará algunas obras a galerías sin ánimo de lucro, que exhiben la obra de artistas consagrados, y ayudará a la National Gallery a preparar un catálogo de la obra de Rothko.

La fundación fue punto principal en el caso Rothko, una batalla que involucró siete millones de dólares, siete equipos de abogados y proporcionó una visión no frecuente del muy competitivo mercado del arte en Nueva York.

Ganadores y perdedores

En el lado vencedor, la hija y el hijo del artista -Kate Rothko Prizal y Christoplier Rothko, desheredados en el testamento de su padre-, que se han convertido en millonarios al haber sido reconocidos como herederos de la mitad del testamento. Kate Rothko, de 35 años, es una investigadora patóloga residente cerca de Washington; está casada y tiene dos hijos. Christopher, que tenía ocho años cuando comenzó el caso, se graduó el año pasado en la universidad de Yale y se dispone a realizar estudios superiores en musicología.Entre los perdedores se encuentran Frank Lloyd, director de la galería Marlborough, y los tres ejecutores del testamento: Bernard Reis, el contable de Rothko; Morton Levine, antropólogo, y el pintor Theodoros Stamos. La sentencia les obliga a pagar multas y daños y perjuicios por valor de 9,3 millones de dólares (unos 1.200 millones de pesetas). Reis y Levine ya han muerto.

En el testamento, Rothko dejaba casi la totalidad de las 2.000 obras de su colección a la fundación. Pero el testamento fue denunciado por el escultor Herbert Ferber, entonces tutor de Kate, que tenía 20 años, y el fiscal del Estado de Nueva York.

Según la acusación, los ejecutores del testamento fueron contratados para vender a la galería Marlborough 100 obras de primera categoría de Rothko a precios muy por debajo de su cotización en el mercado, y habían consignado otras 698 a la muy alta comísion del 50%. Según fuentes de la galería Pace, que realiza ventas de Rothko, los cuadros mayores del pintor alcanzan los 700.000 dólares de ahora (unos 91 millones de pesetas). Reis era también un directivo de la galería y, como pintor, Stamos estaba representado por ella. La demanda pedía que se cancelaran los contratos con la Marlborough, y que los ejecutores fuesen destituidos. El tribunal juzgó en favor de los demandantes.

La difusión del arte

Los contratos de la Marlborough fueron cancelados; la fundación, reconstituida, y las 2.000 obras, repartidas entre la fundación y los dos hijos de Rothko. La fundación fue autorizada para utilizar su legado en el sentido que supuestamente Rothko deseaba, de difundir el "conocimiento de las artes creativas y visuales" mediante la difusión de su propia obra.El caso Rothko ha dejado huella en las personas que se vieron envueltas. Para Kate, la hija, "fue algo decepcionante, pues cambió mi percepción del mundo del arte. Era el mundo en el que había nacido, y el caso involucró a algunos de los mejores amigos de mis padres".

Su antiguo tutor, Ferber, que ahora tiene 80 años, dice que a pesar de la pérdida de amigos, "el caso se resolvió a mi satisfacción. Me alegro de lo que hice, pues salvé una fortuna para los chicos".

En cuanto a la parte contraria, Frank Lloyd, que tiene 75 años, dictó su declaración: "Lamento algunos de mis actos. Sin embargo, tengo la profunda convicción de que yo contribuí a las carreras con éxito de muchos artistas, en particular Rothko".

Theodoros Stamos, que a resultas del juicio tuvo que entregar su casa en Nueva York a la herencia Rothko -aunque manteniendo su disfrute de por vida-, dice sobre el caso: "Casi me mató. He intentado suprimirlo de mi cabeza completamente, pero no puedo. He dicho a todos los artistas que conozco que no acepten ser ejecutores de ningún testamento de artista".

Edward J. Ross, abogado de Kate Rothko, se lamenta. Los honorarios de 7,5 millones de dólares (unos 975 millones de pesetas) propuestos por su bufete -Breed, Abbott & Morgan- fueron rebajados a 2,6 millones (unos 348 millones de pesetas), en una decisión judicial provocada por su joven cliente. "Larnento haber aceptado el caso", dice Ross. "Nunca soñé que fuera a ocupar cinco años de mi vida. Tuvo sus compensaciones, pero interrumpió mi trabajo y me reportó mucho menos de lo que hubiera ganado en otros casos. Enderezamos un entuerto. Pero el caso simbolizó el comercialismo del arte hoy día".

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