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Ada

Los ordenadores actuales tienen como precedente histórico más notable la llamada máquina analítica, un artefacto mecánico para el cálculo que por primera vez almacenaba en una memoria tina serie codificada de instrucciones, lo que hoy se entiende por programa.La máquina analítica se debe a Babbage, un científico inglés del siglo XIX, destacado por sus investigaciones en física, astronomía y matemáticas, y marcado por el curioso destino de dejarlo todo inacabado: ni la máquina analítica, ni ninguno de los proyectos de aplicación de sus ideas que él mismo emprendió, se hizo nunca realidad. Lo que sí dejó acabada Babbage fue una autobiografía; en ella, rendido ante: la tecnología demasiado torpe de su época, Babbage augura la construcción de la máquina analítica paría 500 años después de él. Pero el ordenador, o sea, la versión electrónica y mejorada de la máquina analítica, sólo. tardaría 100 años en llegar, y con él la inmortalidad de Babbage.

En 1816, y en el. marco de la Royal Society, de la que ambos eran rniembros, Babbage entabló relación con lord Byron. Byron, un personaje insólito de la aristocracia liberal inglesa y ya por entonces un poeta de fama, acababa de ser padre de una niña. La niña, de nombre Ada, había sido el fruto de su breve matrimonio con Annabella Milbanke. Se dice que en la noche de bodas -en que presumiblemente Ada fue concebida- Byron despertó gritando: "¡Gran Dios, seguro que estoy en los infiernos!". Por su parte, Annabella clamaba haber desposado al mismo demonio, y en el divorcio que seguiría a tan tempestuosa noche acusó a su marido de crueldad y de locura. Byron comentaría después a un amigo: "Espero de los dioses hagan de Ada cualquier cosa menos poeta; es suficiente con que haya un loco en la familia".

Byron abandonaría Inglaterra a los pocos meses del nacimiento de Ada y de su encuentro con Babbage, comenzando así un exilio que a la postre resultaría definitivo. En la corta y azarosa vida de viajero que le llevaría a diversos países europeos, entre ellos España, Byron intercambió una correspondencia respetuosa con Babbage, alimentó un odio profundo y recíproco por Annabella y mantuvo viva una fuerte atracción hacia su hija, a la que nunca olvidaría. Ada es un nombre común entre las heroínas de la obra poética de Byron; entre los escritos que le dedicó directamente hay unos versos en el tercer canto de Childe Harold. "¡Hija mía, con tu nombre esta canción empezó!/ ¡Hija mía, con tu nombre así todo terminará! / No te veo, no te oigo, pero nadie, / nadie me embriaga como tú".

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La infancia de Ada estuvo profundamente influenciada por su madre, una mujer culta pero hipocondriaca y neurótica. En un ambiente denso y aislado, Ada desarrolló una intensa afición por las matemáticas, bajo la influencia de su madre, a la que en los buenos tiempos Byron había llamado princesa de los paralelogramos. Rodeada de libros y de juguetes mecánicos, Ada transcurrió largos períodos de su niñez tendida en cama por causa de enfermedades varias de diagnóstico muy dudoso. Eran tiempos en que la medicina concebía la salud como equilibrio de los humores que circulan por el cuerpo humano; la terapia a base de sanguijuelas y la presencia posesiva de Annabella conformaron la personalidad de Ada, entre la languidez enferma y el talento creador.

La adolescente Ada se sintió muy pronto fascinada por la ciencia, lo que le llevó a estudiarla, a idear, a investigar, a frecuentar sus ambientes; todo ello en claro desafio a la moral de su época, poco dispuesta a encajar una vocación así en cuerpo de mujer. Ada conoció a Babbage en 1833, con ocasión de una conferencia de éste sobre la máquina analítica; la misma admiración mutua que se despertó en aquel encuentro serviría para siempre como marco de una colaboración estrecha y sincera. La correspondencia cruzada entre Babbage y Ada está surtida de reflexiones científicas, de proyectos, de amistad, de disputas y de ternura.

Tímidamente, entre los resquicios de la burguesía victoriana, Ada luchó por el reconocimiento de su labor científica. Uno de los resultados más importantes del esfuerzo de Ada tiene que ver con unas conferencias que dio Babbage en Italia en 1840. Tomando como base esas conferencias, Menabrea, un irTeniero y general del Ejército de Garibaldi que más tarde llegaría a ser primer ministro de Italia, escribió un trabajo sobre la máquina analítica. Ada tomó la iniciativa de traducir, complementar y anotar los textos de Menabrea; el resultado final, con apartados originales debidos a la propia Ada, tiene ahora un valor enorme, porque sin él se sabría muy poco de la máquina analítica. Dada su calidad, el mismo Babbage propuso a Ada que realizara un artículo por su cuenta, pero a las mujeres del siglo XIX no les era fácil publicar artículos científicos. Hoy en día se reconoce a Ada como autora de: diversos conceptos concretos relacionados con la programación, tarea que ella definía como consistente en "tejer patrones al,gebraicos de la misma manera que el telar teje flores y hojas".

Ada era pequeña, suave y de cabello oscuro. Su matrimonio de 1835 con un aristócrata inglés le dio el título de condesa de Lovelace, pero no le dio paz. En los últimos tiempos de la vida de Ada se sucedieron las crisis nerviosas, las deudas y los escándalos, como la agitada relación con John Crosse, un pendenciero corredor de apuestas. Ada murió víctima del cáncer a la rnisma edad que su padre, a los 36 años; como póstumo reencuentro, los restos de ambos yacen enterrados en la misma tumba. Los únicos hombres a los que, en vísperas de la muerte, aquella sensible y compleja mujer quiso ver fueron John Crosse Y Babbage.

La historia de los ordenadores debe mucho a Babbage, pero también a Ada. Como homenaje y recuerdo a la primera progra niadora de la historia, Ada es el iriombre que se ha dado a uno de los más avanzados lenguajes de prograrnación de ordenadores. Elegido como lenguaje estándard, con Ada se redactan hoy día todos los programas de todos los ordenadores del Departamento de Defensa de Estados Unidos. No es precisamente flores y hojas lo que suelen tejer estos ordenadores. Aunque algo lejano a su persona, hay un pasaje del entorno vital de Ada mejor relacionado con el idioma informático Ada. Durante el verano siguiente al nacimiento de Ada, lord Byron pasó unas semanas en Suiza junto a,los Shelley. Uno de los temas de debate en aquel lugar debió ser el hombre corno imitador de Dios, la creación de criaturas con vida propia, la construcción de un autómata de rasgos humanos, porque pocos meses después de aquella convivencia el aliento del padre de Ada y la pluma precoz de Mary Shelley daban lugar al libro Frankenstein o el moderno Prometeo.

Xavier Berenguer es ingeniero, especializado en informática, y escritor.

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