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El discurso del Rey

( ... )El Monarca subrayó la lógica diferencia, fruto de la pluralidad enriquecedora, que existe entre unos y otros programas políticos, pero señaló también la unánime voluntad de todos ellos de servir a la nación. Reconoció asimísmo que la mayoría posee la capacidad para mantener y aplicar el programa triunfante, aunque se apresuró a recomendar que las leyes y normas que se elaboren nazcan del diálogo, la comprensión mutua y el intercambio de criterios realistas vinculados a las necesidades apremiantes de nuestro presente. No parece aventurado deducir de estas palabras lúcidas que la supremacía de la mayoría, democráticamente incuestionable, ha de conjugarse con el respeto a las minorías y con la formación, en lo posible, de un diálogo que dé participación eficaz a todas las fuerzas políticas en la construcción del futuro. Obviamente, tal apelación constituye una clara recomendación a que el Parlamento vigorice su función "parlamentaria" en sentido etimológico, excluyéndose la técnica del "rodillo", tan utilizada en la legislatura anterior.

( ... ) Ha invocado la necesidad de una cooperación leal entre todos los protagonistas políticos: "Legislar, gobernar... es impedir que el miedo, la fatiga, la desilusión o la inhibición se impongan sobre los deseos de colaboración y el impulso de convivencia de los ciudadanos". "Gobernar democráticamente", ha seguido diciendo, "es... abrir cauces de permanente capacidad de diálogo... es aunar voluntades".

, 29 de julio

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