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El salvador de 'náufragos'

"No volveré a España sin el capitán Pecifia", decía ayer el director general de Asuntos Consulares, Rafael Pastor Ridruejo, antes de embarcarse para Lagos (Nigeria). Pastor Ridruejo es un diplomático con un cuarto de siglo de experiencia, que por el cargo que ostenta ha tenido oportunidad de negociar con el líder libanés de Amal, Nabih Berrí, para lograr la libertad de un geo, y dos funcionarios de la Embajada de España secuestrados en Beirut; atender a los presos españoles de las cárceles del mundo, ocupándose de que "coman, estudien, y no se desesperen", y dirigir, a la vez, desde hace dos años, las gestiones para el regreso del capitán Peciña.Pastor, que pensaba, al hacerse cargo de los Asuntos Consulares, que se iba a ver enterrado en legajos, se ha terminado convirtiendo en salvador de españoles náufragos. Este diplomático de 55 años, bajito, discreto y medio sordo por una enfermedad que padeció durante su destino en Jordania, ha intervenido en los acontecimientos más interesantes que han padecido desde hace tres años los españoles en el extranjero: la liberación del geo secuestrado en Beirut por los familiares de dos ghiíes que hasta hace unos días permanecían presos en España, la vuelta de los pescadores del Junquito que sufrieron un ataque de los guerrilleros del Sáhara...

Pastor ha tenido tiempo también para visitar a los españoles presos por tráfico de drogas en Tailandia, Colombia y Perú y de conseguir la vuelta de dos técnicos aeronáuticos detenidos en Zimbabue tras el asesinato del embajador de España en ese país.

"Cuando me ofrecieron el puesto de director general de Asuntos Consulares pensé que me iba a dedicar a las leyes y los registros consulares; luego me encontré con un trabajo mucho más drámatico, más humano y más interesante", explica Rafael Pastor, a quien la naturaleza ha dotado de un aire auténticamente británico. Será por eso por lo que adora la literatura inglesa de los años veinte, treinta y cuarenta y en especial a Graham Greene.

Este hombre afable y apacible recorrió, protegido por jóvenes guerrilleros, el camino que separa Beirut este de Beirut oeste para entrevistarse con Nabih Berri y liberar al geo y los dos funcionarios. De Berri dice que es "inteligente y educado".

Pastor parece reunir los requisitos que él mismo considera fundamentales para ser un buen negociador: agresivo, insistente, paciente y tenaz. "Cuando la persona con quien estás negociando te explica como una idea propia los argumentos que tú le has propuesto, puedes creer que has triunfado", explica en una voz casi inaudible.

Reconoce que ha pasado miedo -"sólo los tontos no conocen el temor"- y recuerda la noche que tuvo que dormir en la residencia de Harare del entonces recién asesinado embajador José Luis Blanco Briones, sabiendo que los asesinos tenían en su poder la llave de la casa.

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También explica su experiencia en la cárcel de Sexto de Perú, adonde se desplazó para entrevistarse con los presos españoles -con quienes se cartea-, y descubrió que, en el interior de la cárcel, los reos habían impuesto su poder. "Yo continué hacia delante, como si nada: con mi aspecto creo que no corro ningún peligro", comenta.

Pastor Ridruejo está casado con una mujer "valiente" con la que tiene cuatro hijas igual de sobresalientes que él en los estudios. "Ninguna ha querido ser diplomática", concluye.

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