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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El bello y la bestia

Este humilde filme alemán, realizado con presupuesto muy bajo, ganó hace unos meses un importante premio en el festival de Valladolid. No hay que buscar ningún rastro de brillantez ni de mala marrullería en un filme cuya factura es austera, sencillo y directo, en algunos aspectos primerizo y técnicamente vulnerable, pero en el que se compensan estas derivaciones de la pobreza y de la inexperiencia de oficio con una buena dosis de desgarro, de sinceridad, de buen pesimismo y de mejor ternura.Sugarbaby es una historia de esa especie que los superrealistas bautizaron como amor loco. Rodeado su guión y su escenario con pinceladas sutilmente siniestras, la película juega con soltura al feísmo, pero lo hace sin mal gusto, sin regodeo y sin optar por la tentación del lado fácil, que es la exageración de este recurso: una versión invertida, ya tratada en cine en otras ocasiones, del dúo mitológico de la bella y la bestia, convertido en lo contrario, en su prosaico revés del bello y la bestia.

Sugarbaby

Dirección y guión: Percy Allon.Fotografía: Johanna Heer. Música: Dreieier. Producción de la República Federal de Alemania, 1984. Intérpretes: Marianne Sagebrecht, Eisi Gulp, Toni Berger, Manuela Denz, Will Spindier, Hans Stadibaver. Estreno en Madrid: cine Alphaville.

La bestia, una obesa empleada de funeraria, y el bello, un tan guapo como pobre de espíritu conductor de metro, trenzan su juego amoroso entre interiores de colores estridentes y espacios urbanos desoladores, que abstraen la historia de cualquier inclinación hacia la identificación del espectador con ella.

Todo lo que ocurre en Sugarbaby está narrado con apasionamiento, pero con una especie de distancia irónica, que en algunas escenas esenciales -como la de la progresiva erotización de la enamorada empleada de la funeraria, que interpreta la magnífica Marianne Ságerbrecht- adquiere auténtica originalidad y fuerza.

La película de Percy Allon es algo esquemática, pero pese a ello meritoria y, en el actual panorama del cine europeo -donde muy pocos arriesgan algo y la inmensa mayoría sigue las huellas de esa resultonería que carga sus pilas en el cine de Hollywood más convencional- una especie de ave rara, una interesante -por infrecuente y por aciertos en el ajuste de lo que quiere narrar y lo que narra muestra de cine con riesgo en una industria donde arriesgarse está convirtiéndose poco menos que en un asunto de código penal.

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