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EL 'CASO ZABALTZA'

La Guardia Civil localizo el cadáver de Zabaltza en el río Bidasoa junto al lugar de su supuesta huida

El cadáver de Mikel Zabaltza, de 32 años, fue encontrado a primeras horas de la tarde de ayer en aguas del río Bidasoa, flotando, en el término de Endarlaza (Navarra), en la misma zona en la que la Guardia Civil aseguró que se había producido la huida. En ese tramo del río, submarinistas de la Cruz Roja del Mar efectuaron días atrás una minuciosa pero infructuosa inspección del fondo del río. A las 20.15 se inició en Pamplona la autopsia del cadáver para determinar la causa del fallecimiento de Zabaltza y, según el juez de Pamplona, para decidir el futuro de la investigación.

La autopsia concluyó a las 23.25. Según los primeros datos conocidos de la misma, ya que los resultados oficiales no se conocerán hasta dentro de dos o tres días, Zabaltza falleció ahogado, su cadáver presentaba una gran esponjosidad, llevaba muchos días sumergido en el agua y, a la espera de análisis más concretos, no presentaba síntomas externos claros de malos tratos ni tampoco fueron encontrados signos extraños en el cerebro. El hecho de que Zabaltza tuviera agua en los pulmones es un síntoma de que murió en inmersión, y no antes de sumergirse en el agua, según expertos médicos.

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Miembros de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR) de la Guardia Civil vieron un cuerpo humano en el río hacia las 13.15 horas. El delegado del Gobierno en Navarra, Luis Roldán, fue advertido del hecho sobre las 13.50 y este comunicó la noticia a Lourdes Zabaltza, hermana del fallecido.

El cuerpo se encontraba a unos 150 metros río abajo de la vertical del túnel desde el que, según la versión oficial, Zabaltza se arrojó al río esposado.

El cadáver presentaba el rostro amoratado y el vientre hinchado, sin señales externas de descomposición. La blancura de sus manos trabadas por las esposas destacaban en el bulto deforme que componía cuerpo y ropas. Llevaba el pantalón de los chóferes de la compañía de tranvías de San Sebastián, una camisa de cuadros rojos y negros y unas zapatillas deportivas negras, las mismas prendas que, según Idoia Ayerbe, la novia de Zabaltza, llevaba el ahora fallecido pocas horas después de su detención, en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Según Idoia, Zabaltza estaba entonces con la cabeza envuelta en una bolsa de plástico, en la situación de un torturado.

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Brazos enroscados

El cuerpo se encontraba bocabajo, con el tórax descubierto y los brazos enroscados en un anorak azul, como si la víctima hubiera intentado liberarse de esa prenda. No presentaba, aparentemente, señales de violencia, salvo una antigua cicatriz en un costado, secuela, probablemente, de una de las tres operaciones médicas a las que fue sometido en los últimos dos años.

Conocida la noticia, los familiares de Zabaltza reiteraron su rechazo a la versión oficial de la fuga. Lourdes Zabaltza dijo que la familia está convencida de que el cadáver fue depositado en el río la noche pasada y que, en cualquier caso, el Gobierno no podrá negar que su hermano fue torturado. La pasada semana, el juez que instruye las diligencias, Francisco Ríos, mostró su intención de proseguir la investigación aunque fuera hallado el cadáver.

Idoia Ayerbe reaccionó a la vista del cadáver de su novio echándose a llorar y alejándose precipitadamente del lugar. Antes, se produjeron momentos de gran tensión entre Idoia Ayerbe y otros familiares de la víctima, de un lado, y efectivos de la Guardia Civil, ya que éstos impidieron ver el cadáver hasta que llegara el juez.

La noticia congregó en Endarlaza a decenas de personas, que no pudieron acceder al punto en el que se encontraba el cuerpo de Mikel Zabaltza hasta las 16.00 horas, tras la llegada del juez de Pamplona, Fermín Zubiri. Miembros de la Cruz Roja alzaron el cadáver, lo colocaron en una camilla, y lo introdujeron en un féretro.

El juez dijo haber sido informado de que la Guardia Civil efectuaba desde hace días rastreos y dragados en la zona. Guardias de los GAR (Grupos de Acción Rural), autores del descubrimiento del cuerpo, indicaron a este periódico que los rastreos por las inmediaciones del lugar se han llevado a cabo de forma ininterrumpida desde el día 26 de noviembre, fecha de la supuesta fuga de Mikel Zabaltza. Los mismos guardias rehusaron precisar la hora exacta de la localización del cadáver.

Responsables de la Cruz Roja del Mar, que durante tres días rastrearon el tramo del río Bidasoa en el que ha sido localizado el cadáver se mostraron ayer extrañados. "Es raro", dijeron, "porque hicimos un rastreo exhaustivo inspeccionando el terreno palmo a palmo e incluso revisándolo varias veces. El cuerpo de un ahogado en un río tarda en salir a flote por regla general entre nueve y doce días, que es el plazo en que empieza la descomposición y la liberalización de los gases que actúan de flotador". Un submarinista que participó en el rastreo señaló que la visibilidad era en aquellos días muy mala.

A media tarde ayer los transportes urbanos de San Sebastián, en los que trabajaba Zabaltza, dejaron de funcionar en señal de duelo. En Orbaiceta, localidad natal de Zabaltza a la que será trasladado el cadáver, se ofició ayer una misa y se rezó un rosario por el fallecido.

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