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Tribuna:EL PROBLEMA DE LOS INMUEBLES ABANDONADOS
Tribuna
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Los jóvenes 'ocupalocales'

Hacía muchos años que no se ocupaba un local para fines sociales o culturales en Madrid. Si mal no recordamos, la última fue la del Centro Social de La Ventilla, allá por el año 1976. De entonces a hoy, el deporte de la patada en la puerta no nos ha abandonado: La Ventilla, San Blas, General Fanjul, Orcasitas, Vallecas, han sido escenarios de este fenómeno de necesidad, frecuentemente resuelto con la expulsión de los ocupantes, aunque, también hay que decirlo, con notables resultados en la preten.sión de obtener una vivienda por parte de familias chabolistas, desahuciadas o en grave situación de hábitat.Por una extremada prudencia del movimiento vecinal, estas ocupaciones se redujeron al ámbito de las llamadas viviendas de propiedad pública (Obra Sindical del Hogar, colonias municipales o de funcionarios, etcétera), dejando premeditadamente a un lado cualquier actuación sobre los inmuebles y viviendas de propiedad privada.

La actuación de las asociaciones de vecinos se orientó, de forma colectiva, hacia el logro de viviendas sociales, en procesos de remodelación ambiciosos y activamente exigidos ante la Administración de los últimos 17 años.

El resultado salta a la vista. Hasta la fecha han sido más de 35.000 las viviendas construidas o en fase de construcción que se sitúan en los principales barrios obreros de Madrid y su región.

Delegaciones de krakers holandeses con los que tuvimos oportunidad de discutir los procesos reivindicativos se sorprendieron de la amplitud, carácter popular y resultados del movimiento por una vivienda digna en la comunidad de Madrid.

Una realidad que hiere

La carencia de viviendas y de locales para usos culturales y sociales en nuestros barrios contrasta con la existencia demás de 100.000 pisos y unos 50 grandes locales que se encuentran vacíos y diseminados por toda la ciudad.

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Antiguas fábricas, locales comerciales, cines, naves industriales que permanecen cerradas a cal y canto desde hace más de 10 años, a la espera de un cambio afortunado en la calificación del suelo que permita especular con el solar. La realidad del Plan General de Madrid ha frustrado muchas de estas expectativas, obligando a un cambio interesado de táctica a sus actuales propietarios.

Los madrileños somos testigos del progresivo deterioro de estos locales, a los que frecuentemente se les eliminan las ventanas, se les originan destrozos en las techumbres y se simulan roturas estructurales que permitan declararlo más rápidamente en ruinas. Todo un fraude a las leyes urbanísticas -afortunadamente progresistas- y un atentado social a los intereses del conjunto de los ciudadanos.

El hecho de la ruina progresiva, la pérdida dé recursos sociales y la especulación más descarada no parecen herir la sensibilidad de la justicia de algunos medios de comunicación ni siquiera de los ciudadanos bienpensantes de nuestra ciudad. No tienen tiempo de ocuparse de éstas ni necesidad social que les empuje a exigirlo.

Pero, ojo, que alguien se tome en serio eso de la crisis económica y desee colocar su granito de arena en la formulación de una política de austeridad urbanística y de aprovechamiento del patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad. Ojo, también, si esos aprendices de urbanistas-arquitectos-políticos sociales son jóvenes y melenudos, porque entonces la ley, los bienpensantes y cierto sector de la Prensa -antes seria, hoy irritante- se alzarán, a la, voz de squatters, krakers, ocupalocales, drogadictos, terroristas, anatematizando lo divino y lo humano y dejando que las cosas sigan su curso normal, esto es, que los locales se caigan por el paso del tiempo o de una mano amiga, y que las viviendas duerman el sueño de los justos a la espera de una nueva ley de Arrendamientos que admita una revisión libre de los alquileres y que faculte a los propietarios a rescindir los contratos cómo y cuándo lo deseen.

Arbitrar medidas legales

Así como se ha puesto en marcha una ley de Expropiaciones para aquellas "fincas manifiestamente mejorables", deben arbitrarse medidas legales que mejoren manifiestamente la injusta situación de los locales vacíos.

Señor ministro de Obras Públicas, señor consejero, señor alcalde: ¿no hay fórmula legal alguna que sancione a los propietarios que poseen locales en dichas condiciones? Las asociaciones de vecinos nos ofrecemos a señalar y denunciar, si hiciera falta, todos los casos concretos.

La reciente ocupación de un local abandonado hace más de 15 años, en la calle del Amparo, de Madrid, por un numeroso grupo de jóvenes no nos ha sorprendido en absoluto, y públicamente le hemos ofrecido nuestro apoyo.

Ignoramos qué interés puede tener Hidroeléctrica Española en el inmueble abandonado dé la calle del Amparo, aunque nos lo imaginamos. Levantada la liebre del local, ahora todo serán urgencias y presiones para su recuperación, ¡que no utilización! ¿Sería posible, por una vez, que los beneficios obtenidos por el común de los usuarios de kilovatios revirtieran, por extraña paradoja, en los hijos de esos usuarios y se cediera el local a los jóvenes que han tenido la decisión -y también la valentía- de reivindicarlo públicamente, denunciando este delito social?

A la Administración le queda la responsabilidad de poner en uso aquellos locales desocupados dándoles un uso colectivo. Fijando precios controlados que eviten los consabidos abusos. Creando y difundiendo una línea de ayudas financieras y fiscales que disuadan a los propietarios y ayuden a los inquilinos. Que rehabilite locales y fincas para iniciativas socioculturales que impliquen a vecinos debidamente reconocidos y organizados.

Por una vez podría imponerse el interés social y la cordura a unas leyes que parecen seguir defendiendo el derecho de pernada como justificación del derecho privado.

Junto a Salvador Torrecilla firman este texto José María Blazquez Julia García y José María Terceiro, miembros de la junta directiva de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid.

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