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Dos tristes peripecias

El gol anulado por Urío Velázquez a Archibald ha provocado dos tristes peripecias: la del presidente de los árbitros españoles, José Plaza, y la de la moviola. Las dos instancias supremas, las dos referencias más altas a que los aficionados pueden recurrir para desempatar en sus discusiones, han fallado. En adelante, no habrá criterio último al que recurrir.Lo de Plaza es de verdad penoso. Ha sido árbitro durante 20 años, cuatro como internacional y presidente de los colegiados en dos períodos: de 1967 a 1970 y desde 1975 hasta ahora. Con todo y eso, justificó la anulación del gol con la peregrina teoría del pase adelantado que tantos líos va a crear en el futuro. Para él, no era relevante que Archibald estuviera por detrás del balón y no por delante. Ayer, tras un minucioso examen de la jugada a través de la moviola y una consulta al reglamento, rectificó. Bienvenida sea su rectificación, pero ¿con qué criterios habrá estado decidiendo este hombre partidos, primero, y ascensos, descensos, internacionalidades y designaciones de árbitros, después?

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José Plaza reconoce haberse equivocado en la interpretación del gol anulado a Archibald

Lo de la moviola fue peor. A ella acudieron un ex presidente de los árbitros, Ángel Rodríguez Barroso, y un prestigioso ex jugador, Isacio Calleja. El presentador se pertrechó del reglamento y los aficionados se sentaron ante la pantalla confiados en que, con tan excelentes medios técnicos y humanos, el entuerto quedaría deshecho. Pero el veredicto fue desolador: fuera de juego. Como el reglamento detalla que cuando el pase es hacia atrás no existe, hay que interpretar que cuando es adelantado sí lo hay. El presentador no sintió la inquietud de leer la primera línea de la Regla XI: "Un jugador está en fuera de juego cuando se encuentra más cerca de la línea de meta contraria que el balón...".

El reglamento del fútbol es sencillo. Son unas pocas reglas y una lógica para aplicarlas. Deja abiertos unos resquicios a la interpretación del árbitro y poco más. Es una lástima que se desconozca hasta el punto de que presidentes de árbitros, jugadores o profesionales de la información incurran en un error tan grueso. Es una lástima que un medio tan espléndido como la moviola no se utilice más que para analizar las situaciones conflictivas y, además, tan torpemente que crea más confusión.

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