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El cine de Hollywood, en horas bajas

Los ingresos de taquilla en EE UU disminuyeron en 26.400 millones de pesetas durante el pasado verano

El verano, la época más importante de la taquilla cinematográfica norteamericana (40% de la recaudación de todo el año), ha acabado, y aquí, en Hollywood, es hora de echar cuentas. Los resultados del mercado doméstico (Estados Unidos y Canadá, que se consideran de casa) son los más bajos de los últimos cinco años. Entre mayo y septiembre, la taquilla ha sido de 1.420 millones de dólares (unos 234.000 millones de pesetas), lo que representa un descenso del 10% respecto al verano de 1984, con 1.580 millones de dólares. La diferencia de 160 millones entre estos dos años no refleja bien el terrible bache, pues si consideramos el número de entradas vendidas (396 millones) veremos que, en términos absolutos, la pérdida respecto al verano anterior ha sido del 15%.

Las causas las explican los analistas de la industria atribuyéndolas a depresiones periódicas, canibalismo de películas sobre películas destinadas al mismo público y con temas similares, y a la baja calidad, en general, de los productos de este verano.Pero más grave que estas oscilaciones de la taquilla es el hecho de que cada vez menor número de películas recupera la inversión en los cines (otro cantar son los mercados auxiliares: vídeo, televisión, cable, aunque la buena marcha en ellos depende del previo éxito o fracaso en las salas), sobre todo cuando entendemos por inversión no sólo el coste físico de la película, sino también los gastos -en crecimiento geométrico- de la mercadotecnia necesaria para que la película llegue al público en óptimas condiciones de rentabilidad.

Así, al coste de 30-40 millones de dólares de muchas de las películas de este verano hay que sumarle entre 5 y 15 millones en anuncio, publicidad y promoción. Es cierto que algunos filmes ganan más que nunca, con recaudaciones colosales de 200 millones, pero esos megafilmes son la excepción, un porcentaje mínimo del total de una producción que temporada tras temporada arroja números rojos.

Asustados y más desorientados que nunca, los estudios planean sus producciones a imagen y semejanza de los últimos éxitos y deciden qué películas deben hacerse y cuáles no, apoyándose en frías cifras y estadísticas. Resultado: el público, cansado de la misma película con diferentes títulos, vuelve la espalda a los cines en espera de algo original. El problema es que de innovaciones y originalidad no andamos muy sobrados, sino bien al contrario, parece evidente que atravesamos una enorme crisis de talento, y que éste, cuando surge, pocas veces traspasa la coraza cibernética de un Hollywood sordo, ciego y conservador.

Pocas ganadoras

Menos de una docena, de las 40 películas estrenadas por las grandes compañías, parecen haber sal dado su veraneo con ganancias Universal ha sido la que se ha llevado el gato al agua con una comedia producida por Spielberg, Back to the future, en la que la nueva estrella, Michael J. Fox, ha derrotado en la taquilla y en los corazones de los pacifistas a Sylvester Stallone y su Rambo. Warner no ha tenido un mal verano sobre el papel, pero se esperaba más de la otra producción de Spielberg: The Goonies, y de la tercera parte de Mad Max, que tuvo un estreno muy fuerte con siete millones de recaudación en los primeros cinco días, pero corta vida, dejando constancia de que los cuatro millones de dólares que se habían gastado en las primeras semanas de lanzamiento sólo habían dado una fuerza artificial a la película.

El 'gomoso' Travolta

Columbia, que el pasado verano fue la gran ganadora, con Cazafantasmas y Karate Kid, ha visto cómo la suerte le daba la espalda con el fracaso de Perfect, interpretada por el gomoso Travolta, y el de Silverado; a pesar de los 31 millones de recaudación, debido a su elevado coste, no se compensaban con el discreto éxito de St. Elmo´sfire.

Paramount, de tres películas ha cosechado tres rotundos fracasos, con D.A.R.Y.L., Explores y Summer rental. Disney, que no levanta cabeza, otros tres, Return to Oz, My science project, e incluso donde esta compañía parecía imposible fallar: en los dibujos animados, también lo hizo con The black caldron.

El éxito de Fox con Cocoon, con 73 millones de recaudación, es relativo, se esperaba más de ella. Algún ejecutivo de mercadotecnia debe estar pasándolas moradas explicando por qué se gastaron cerca de 20 millones de dólares en la promoción y publicidad de la película. Metro también esperaba más de A view to a kill, la última de Bond, y de la película de Cimino, The year of the dragon.

Los reestrenos de anteriores megafilmes, excepto E.T, que ha hecho 39 millones (con lo cual la taquilla mundial de la película se acerca a los 700 millones de dólares), han sido de pobre resultado: Cazafantasmas sólo recaudó ocho millones y Gremlins únicamente cinco.

El éxito de crítica del verano ha sido sin duda Prizzi's honor, de John Huston, que, a pesar de su estreno limitado, pues se la consideraba demasiado sofisticada para el verano, ha recaudado hasta el momento 26 millones de dólares. Lo cual, habida cuenta de lo poco que se ha invertido en su lanzamiento, significa mejor negocio.

El mismo camino parece llevar El beso de la mujer araña, otra película "sospechosa de intelectualidad" para los grandes estudios y que, sin embargo, ha iniciado su explotación con los mejores augurios. Todo no está perdido.

La debilidad del verano se hará notar en el otoño, pues, al no haber suficientes éxitos veraniegos, la recaudación hasta navidades (el otro gran momento de la taquilla) sin duda bajará como consecuencia de la inexistencia del producto con gancho en el mercado que apoye en los programas dobles a las películas más débiles de ese momento.

Extrapolando las cifras veraniegas, el total de la recaudación anual también se verá notablemente afectado, ya que se calcula ésta en 3.680 millones de dólares (607.000 millones de pesetas), lo que significa un descenso del 9% respecto al dinero recaudado el año anterior, y un 14% de pérdidas en entradas vendidas. La única esperanza que queda son las navidades, que este año, casualmente, traen consigo -al caer en miércoles el día 25 y el primero de año- dos fines de semana de cinco días que se espera, por este motivo, de alta frecuentación cinematográfica.

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