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El Rey anima a los ministros de Cultura a "reconciliar lo primitivo con lo civilizado"

Los Reyes de España inauguraron ayer en Granada la conferencia europea de ministros y responsables del patrimonio arquitectónico, a la que asisten representantes de una veintena de naciones en calidad de ponentes y oyentes. De ellos, 15 firmaron el Acuerdo de Granada sobre Salvaguardia Cultural. Chipre, Bélgica y Suiza lo harán posteriormente en Estrasburgo, sede del Consejo de Europa. En el acto inaugural, don Juan Carlos animó a los ministros reunidos a "reconciliar lo primitivo con lo civilizado".

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El Acuerdo de Granada persigue el establecimiento de una legislación básica común a los estados europeos. Establece objetivos y medidas concretas que deben adoptar los países firmantes; define los bienes integrantes del patrimonio arquitectónico objeto de protección, y obliga a la previa autorización para cualquier intervención en los bienes protegidos y su entorno, bienes que habrán de ser inventariados. Se concede mucha importancia a la investigación científica.Don Juan Carlos, en sus palabras de apertura, animó a los asistentes a "reconciliar lo primitivo con lo civilizado, lo que comporta la búsqueda de nuestra herencia genética y patrimonial, convirtiendo dicha herencia en creación cultural y humanizada".

El antes y el después

"No hay condición urbana ni cultural sin referencias temporales, sin la comprensión del antes y del después", dijo. "No existe civilización sin la presencia humana del afecto a sus propios orígenes".Sobre el uso patrimonial, el Rey dijo que "el concepto de ciudad no debe remitirnos sólo a un objeto de consumo". Se refirió a la necesidad de la gestión pública y privada para actualizar las comunidades. "Esta gestión patrimonial implicará siempre la necesidad de conocer mejor nuestra historia."

Sobre los desajustes urbanísticos el Rey concluyó afirmando que "muchas anomalías y trastornos de las comunidades actuales derivan de la desarmonía, la falsedad, el deterioro y el envejecimiento de su entorno. Su medio vital, la ciudad, debe recuperar su antigua dimensión de manifestación artística".

El ministro de Cultura español, Javier Solana, una vez elegido presidente de la conferencia, junto con los representantes suizo e italiano, criticó los males sufridos en materia urbanística en los últimos tiempos desde las políticas conservacionista, desarrollista y liberal. Solana afirmó que, si bien Granada "cristalizó una ejemplar síntesis cultural, modelo de superposición de arquitecturas, de la coetaneidad del patrimonio heredado", también "en esta ciudad hay muestras de cómo el capitalismo industrial ha producido problemas urbanos graves".

Solana criticó las políticas dominantes en Europa desde la primera celebración de una conferencia semejante, en Ginebra en 1969. "La política desarrollista cede la gestión a los promotores o se limita a apoyar las fuerzas del mercado. El resultado ha sido la masiva destrucción del patrimonio". En la concepción liberal, dijo, "el patrimonio queda abandoliado al libre juego de la oferta y la demanda y, de esa manera, dada la incapacidad de la actuación pública, el patrimonio es demolido, pieza a pieza, o bien queda abandonado a la ruina y destrucción espontáneas".

Atacó la política conservacionista que "se basa en una actitud detallista y de elite que ignora los problemas sociales y la presión de las fuerzas económicas". Propuso recurrir a un nuevo tipo de política fundamentada en la eficacia de la gestión.

El acuerdo

Momentos antes de la intervención de don Juan Carlos, se firmó el convenio. Lo suscribieron 10 ministros de Holanda, Suecia, Luxemburgo, Gran Bretaña, Turquía, España, Italia, Irlanda, Noruega y Liechtenstein. También fue ratificado por representantes de la República Federal Alemana, Francia, Dinamarca, Austria y Grecia.El acuerdo, según el presidente del comité de altos funcionarios del Consejo de Europa, José Ángel Castro, tiene rango de ley y una comisión de ministros de Asuntos Exteriores de las naciones firmantes vigilará su cumplimiento, El secretario general del Consejo de Europa, Marcelino Oreja, que intervino antes del Rey, habló sobre el trabajo que este organismo ha de hacer en el futuro para evitar la degradación patrimonial. Se refirió a la ciudad de Granada como un lugar de excepción en el contexto de este patrimonio cultural común de los pueblos europeos".

Marcelino Oreja se refirió a la existencia de una Granada alta, la de la Alhambra, "síntesis de dos culturas" y a la Granada baja, la romántica "que hizo bandera de la libertad, esa Granada síntesis de lo culto, de lo popular". Sobre la actividad que el Consejo de Europa está realizando en la materia objeto de la conferencia, Marcelino Oreja se refirió a tres direcciones, una que alienta a los ciudadanos a la participación, otra que amplía el concepto de patrimonio, y una última que llama al desarrollo de la cooperación entre los Estados.

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