_
_
_
_
_
La inseguridad del tráfico aéreo

54 muertos al incendiarse en Manchester un Boeing 737 con 131 turistas que iban de vacaciones a Corfú

Un Boeing 737 de la compañía de vuelos charter British Airtours, una subsidiaria de la British Airways, se incendió ayer como consecuencia de la explosión en uno de sus dos motores, según informó ayer esta compañía nacional británica, cuando se preparaba para despegar en el aeropuerto de Manchester, cargado de turistas con destino a la isla griega de Corfú, causando la muerte de 54 de sus 137 pasajeros y tripulantes. Entre los 83 supervivientes se encuentran el piloto y copiloto del avión sinistrado.

Más información
El aparato hizo un vuelo 'charter' a Barcelona el pasado miércoles

La empresa madre de la referida compañía de vuelos charter propietaria del avión siniestrado manifestó que la explosión de la turbina del motor izquierdo del aparato pulverizó una conducción de queroseno bajo el ala, lo cual hizo que centenares de litros de carburante del depósito, lleno al despegar, se escapasen regando materialmente el costado del avión y convirtiéndolo en una brasa.La policía de Manchester ha descartado la posibilidad de un atentado terrorista y ha iniciado la investigación del accidente sobre la base de una catástrofe aérea más. Aunque la investigación policial y técnica durará varios meses, una de las hipótesis que ha comenzado a circular es que la explosión pudo haberse producido al tragarse un objeto no identificado, como un pájaro o un resto de escombros, una de las turbinas del avión. Esto explicaría, en opinión de los técnicos en aviación civil, por qué los dos juegos de extintores automáticos de que van provistos los motores de los Boeing 737 no entraron en funcionamiento.

Según la descripción de un testigo que se encontraba desayunando en el bar del aeropuerto de Manchester, localidad industrial a unos 300 kilómetros al noroeste de Londres, el avión se convirtió en "una bola de fuego". Según funcionarios del aeropuerto, una segunda explosión, al parecer provocada al estallar varias bombonas de oxígeno en la parte trasera del aparato, se produjo durante la evacuación, circunstancia que agravó la dimensión de la catástrofe.

El Boeing 737, uno de los aparatos más populares de la aviación comercial, con un total de 1.000 aviones en servicio, pertenecientes a 90 compañías, se deslizaba por la pista 2406 del aeropuerto de Manchester a una velocidad de unas 100 millas por hora (unos 165 kilómetros por hora) cuando sobrevino la explosión en uno de sus dos motores, el izquierdo. El comandante consiguió hacerse con el control del aparato, frenarlo y prácticamente sacarlo fuera de la pista principal hacia una de las salidas de rodadura.

El director del aeropuerto de Manchester, Gill Thompson, manifestó que "dos terceras partes del avión estaban envueltas en llamas" antes de que el piloto consiguiera detenerlo. Según testigos presenciales, los pasajeros que se encontraban en la parte trasera del avión "no tuvieron ninguna posibilidad de escapar". Entre los 83 supervivientes, 17 fueron internados en hospitales para recibir tratamiento. Cinco de ellos sufren quemaduras de consideración.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Tan pronto como el piloto pudo frenar al Boeing 737, ordenó el abandono del avión utilizando el procedimiento de emergencia previsto en estos casos, que consiste en la salida del pasaje por las rampas de evacuación, accionadas automáticamente. La gran densidad de humo producida por la combustión de los materiales inflamables que componen el interior de los aviones dificultó grandemente la evacuación del aparato.

Un superviviente de la catástrofe, el doctor Philip Jones, declaró que "primero se escuchó una explosión, y después sólo vimos llamas y humo". Fue precisamente el incendio casi simultáneo con la explosión el que produjo un pánico total en el pasaje, cuyo acceso a las rampas de evacuación fue entorpecido por el humo que obstruía la visión de las puertas.

Dos accidentes anteriores

Desde su puesta en servicio, en 1968, por la compañía alemana Lufthansa, el modelo Boeing 737 sólo había sufrido dos accidentes con anterioridad al de ayer en Manchester. El primero se produjo en Taiwan, en 1981, cuando un 737 estalló en al aire, produciendo la muerte de sus 110 ocupantes, y el segundo en Washington en 1982, al precipitarse otro aparato similar de la Air Florida en las aguas del Potomac segundos después del despegue. En este accidente hubo 78 muertos.

Según estas estadísticas, los Boeing 737 sólo han sufrido un accidente por cada millón de despegues y aterrizajes. La investigación del accidente de Taiwan reveló que el fuselaje del avión sufría un alto índice de corrosión. British Airways, que utiliza el Boeing 737 en sus vuelos entre Londres y Madrid, decidió, de acuerdo con la casa Boeing, impregnarlos puntos vitales del fuselaje de su flota de aviones 737 de una capa de líquido anticorrosivo.

La reina Isabel y la primera ministra, Margaret Thatcher, y los líderes políticos han enviado telegramas de condolencia a los familiares de las víctimas. Thatcher volvió ayer de Salzburgo (Austria) y viajó a Manchester para visitar a los heridos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_