La auténtica vanguardia

La segunda sesión de las V Jornadas de Jazz de Madrid comprendió las actuaciones de Anthony Braxton y Hermeto Pascoal, dos concepciones de la música completamente distintas.Anthony Braxton, que, justo es reseñarlo, gustó al público asistente, lo cual, oída la música que practica, es cosa nada fácil, sigue haciendo un género que podría ser descrito como free-estructural. se trata de composiciones diseñadas con gran precisión -de escritura esquelética, pocas líneas y muy claras que trazan una especie de andamio sobre el cual el furor freenético va engarzándose-, sabiamente ejecutadas (la calidad de los instrumentistas quedó fuera de toda duda) y que, sin embargo, desprecian la dinámica casi por completo, de forma que tanta acumulación de tensiones acaba casi produciendo estrés.

Estéticamente, Braxton está más próximo a la llamada música contemporánea que a otra cosa, y, dentro de ese marco, su quehacer queda ligeramente trasnochado. "Si el jazz, con todos los recursos y posibilidades innovadoras que tiene, acaba cayendo en el mismo pozo oscuro en el que está la música contemporánea, el jazz no me interesa". Son palabras de Fernando Palacios, alias Rudy Armstrong (que, por si alguien no lo sabía, es un interesante compositor de música contemporánea), que me parece que dan en el clavo.

Hermeto Pascoal es harina de otro costal. En este brasileño se funde una imagen espectacular y característica (véase El País Semanal del domingo pasado), un divertido sentido del humor y una música tremendamente atrevida y elaborada, llena de motivos de interés. Los temas, largos pero bien construidos, generalmente con una instrumentación adecuada y siempre con ritmos originales, dentro del clasiquísimo cuatro por cuatro, desembocan en improvisaciones unitónicas -tonalidad libremente entendida- que van acumulando tensión de forma bien mesurada y se resuelven siempre ingeniosamente. Un 10 para Hermeto.