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Procesadas tres mujeres por el rapto de una niña en la maternidad de Santa Cristina

El magistrado Alberto Jorge Barreire, titular del Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid, dictó ayer auto de procesamiento contra tres mujeres por presunto delito de sustracción de menores en relación con el rapto de una niña, hija de madre gitana y padre payo, ocurrido el pasado día 3 de marzo en la maternidad de Santa Cristina, de Madrid. Las procesadas son María de los Angeles Vidales Alfaro, que se llevó consigo a la niña, y Concepción y Victoria Mendoza Fernández, tías abuelas de la niña raptada, quienes propusieron a la anterior la sustracción del bebé, según se cita en el auto.

María de los Ángeles Vidales, detenida dos días después del rapto, salió ayer de la cárcel de Yeserías, de Madrid, en libertad provisional bajo fianza de 50.000 pesetas. El juez ha decretado la misma fianza para las hermanas Mendoza. Victoria había sido detenida y procesada en función de las declaraciones de María de los Ángeles Vidales. Su hermana Concepción no había sido detenida hasta ahora.María de los Angeles Vidales de 36 años de edad, separada de profesión sus labores, madrileña y vecina de Fuenlabrada (Madrid), "ostenta una personalidad mitógena y oligofrénica", según el señalamiento judicial. Casualmente, conoció a Concepción Mendoza, de 53 años casada, de profesión sus labores, natural de Baeza (Jaén) y domiciliada en Madrid, a quien contó sus problemas íntimos con su compañero de convivencia -según añade la exposición judicial-, debido a su imposibilidad de tener una hija con él,

por lo que temía que la abandonara. Concepción le comentó que una pariente suya -Dolores Vargas Mendoza- estaba embarazada y que había posibilidades de que la familia le entregase la criatura cuando naciera.

Durante los meses siguientes, ambas mujeres mantuvieron contactos. La hermana de Concepción, Victoria, de 47 años, soltera, vecina de Madrid, "que llevaba el peso de la familia, disconforme con el matrimonio de su sobrina nieta María Dolores -la madre de la niña sustraída- con un joven no gitano y padre del bebé, visitó a María de los Ángeles en su casa de Fuenlabrada y apalabró definitivamente la transacción, por la que cobrarían de la presunta secuestradora la cantidad de 50.000 pesetas.

El 3 de marzo, Concepción comunicó por teléfono a María de los Ángeles que la niña había nacido y que debía ir a la maternidad, donde se la entregaría su hermana Victoria.

Siguiendo el plan acordado, María de los Ángeles tuvo acceso a la habitación de la clínica y, cuando se fueron todos los familiares, la presunta raptora pidió a la madre que le dejase sacar al pasillo a la niña para enseñársela a su esposo, y desapareció. Envolvió a la niña en una toalla y la llevó en autobús a su casa de Fuenlabrada, donde la mostró a sus vecinos como hija suya -llevaba varios meses simulando un embarazo- y dio una fiesta para celebrarlo.

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Mientras tanto, llegó a la clinica inesperadamente el padre de la criatura raptada, José Manuel Fernández Pardo, que se encontraba en prisión preventiva, pero al que habían concedido un permiso de tres días.

Al día siguiente, lunes, en la administración de la clínica se recibió una llamada que indicaba a los familiares de la niña desaparecida que estuviesen tranquilos. A esta extraña llamada siguió otra comunicación anónima a la Guardia Civil el martes, en la que se daban datos concretos sobre la raptora de Fuenlabrada, tras lo que ésta fue detenida y la niña recuperada.

Esta relación de hechos están basados esencialmente, según manifiesta el auto, en las declaraciones de María de los Ángeles, que "se muestran contradictorias y poco congruentes en diversos puntos".

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