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La caída de un líder

La policía española perdió ayer a su hasta ahora único líder, al decretar el juez José Luis Barragán, uno de los más jóvenes y prestigiados magistrados de este país, la prisión incondicional de Manuel Novás por considerarle autor de un delito de apropiación indebida de 14 millones de pesetas. La meteórica carrera de Novás, un hombre con aspiraciones de liderazgo, ha quedado truncada, y la imagen de la policía, últimamente salpicada de continuos escándalos, deteriorada.Novás, a sus 32 años, se había convertido en menos de dos en el hombre reivindicativo de los policías españoles, en una de las pocas voces que exigían en público al Ministerio del Interior que acelerara sus proyectos de cambio en la policía y desvinculara a los colectivos policiales de cualquier control militar. Inspector de segunda, Manuel Novás, pontevedrés, tuvo siempre un poder especial: representar, al menos, al 75% de los 8.500 funcionarios policiales.

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La detención de Novás, salpicada de factores aún no aclarados, ha dividido a la policía, ya de por sí dividida, no sólo por cuestiones de tipo sindical, sino por aspectos profesionales. El sindicalismo policial, que empezó a funcionar como tal con Rodolfo Martín Villa, en su época de ministro del Interior, camuflado en una especie de asociacionismo corporativo, ha recibido un golpe del que, según la mayoría de los policías consultados, tardará en recuperarse.

La lectura política del caso Novás, al margen de su supuesto delito, sigue siendo confusa. Las propias contradicciones de las dos partes en litigio en este caso así lo demuestran: tanto Novás como quienes le detuvieron niegan haber sido los convocantes de las cámaras de TVE que filmaron la detención del pasado 18 de febrero, y nadie ha explicado aún cómo se detiene a una persona a la que horas antes se ha permitido, desde su propio sindicato, defender en el programa La clave, ante una elevada audiencia de españoles, sus proyectos de reforma policial.

Diez años de experiencia

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Novás, un policía con sólo 10 años de experiencia profesional, destinado en la comisaría del aeropuerto de Barajas, sin grandes medallas y cruces ni historial espectacular, había ganado credibilidad en los últimos años, pese a que sus comienzos en el sindicalismo estaban rodeados de cierta artificiafidad. En la policía se ha hablado estos días de golpe de Estado dentro del colectivo o de montaje para frenar a un hombre que, con unos comienzos conservadores y hasta reaccionarios, estaba aproximándose hacia posiciones más democráticas y acordes con el sindicalismo policial de corte europeo.

Con la detención de Novás y su posterior ingreso en prisión, el sindicalismo policial, con tres colectivos distanciados entre sí en el Cuerpo Superior y otros tantos en la Policía Nacional, entra en una fase de recomposición, "lenta", según todas las partes afectadas. Es previsible que el Sindicato Profesional de Policía (SPP), mayoritario, cambie de estrategia, como también lo es que el Ministerio del Interior, prácticamente desmantelada la Unión Sindical de Policía, de Modesto García, otro reivindicativo, ceda en su negativa a dialogar y vuelva a tener en consideración la voz, ahora apagada, de los sindicatos.

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