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Reportaje:

Cambiar el sistema para salvar al régimen

"Hay que cambiar el sistema para salvar el régimen democrático", afirma desde su despacho del semanario Expresso Francisco Pinto Balsemáo, de 47 años, dirigente socialdemócrata que ocupó lajefatura del gobierno de Alianza Democrática a la muerte de Francisco Sá Carneiro en accidente de aviación, en diciembre de 1980.Balsernáo era primer ministro cuando se aprobó la revisión constitucional que acabó con el papel político de los militares portugueses -al disolver el Consejo de la Revolución- y redujo las, atribuciones presidenciales para dejar el poder real en manos del gobierno.

El dirigente del PSD, encuadrado ahora en el sector minoritario de su partido, aboga abiertamente por un esquema presidencialista "que acabe con la actual situación de un aguila con dos cabezas" y de una "inestabilidad crónica que imposibilita la solución de los problemas reales del país".

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"No estoy en contra del parlamentarismo", asegura Balsemáo, "pero la experiencia de la primera república no fue positiva y, para que pudiera funcionar, sería necesaria una reforma a fondo de la ley electoral, que permitiese gobiernos de mayoría absoluta de un solo partido. Esto supondría la práctica desaparición de dos de las cuatro formaciones representadas hoy en el Parlamento".

Por exclusión, el dirigente del PSD concluye que la salida más viable es la opción presidencialista, de modelo similar al norteamericano, con un jefe de Estado elegido para un período de cuatro o cinco años, que nombraría al Gobierno, pero no podría disolver el Parlamento (ni ser destituido por éste). La fórmula aseguraría, según Balsemáo, la estabilidad política que ahora parece imposible y "permitiría superar la inoperancia de de las instituciones democráticas y la falta de confianza de los ciudadanos".

Acuerdo nacional

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Las propuestas del ex primer ministro incluyen también otras reformas, entre ellas la creación de dos cámaras parlamentarias, sin aumentar el número de diputados actuales, y el establecimiento de criterios electorales mayoritarios. El marco adecuado para ponerlo en práctica sería un amplio acuerdo nacional que hiciese posible de forma rápida la revisión constitucional. Otra posibilidad pasa por que la cuestión figure como centro de la campaña electoral del próximo presidente que, caso de recibir un expreso y amplio apoyo popular a su proyecto, estaría en condiciones de proponer -un referéndum, "aunque reconozco que habría problemas de tipo constitucional".

Pero Balsernáo no se muestra optimista. "Lo más probable es", asegura, "que sigamos como estamos por culpa del situacionismo existente en los partidos, que cada vez haya mayores diferencias con Europa, que se consolide la alianza entre los pobticos situacionistas y las multinacionales para lo que, en cierta forma, será una venta del país".

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