Un morbo antiguo

Un antiguo burdel desafectado: queda en él una última criatura, que habita en su desván, donde está la talla de un Cristo escondida desde la guerra civil. La madura prostituta cuenta a la imagen los vicios de sus clientes, las dificultades para realizar los posturas del Kama-Sutra, las incursiones en el sadomasoquismo; y, como era inevitable, su vida.Orfandad en la guerra civil, novio poeta que la abandona, hijo al que hay que mantener desde lejos, etcétera. Este es el monólogo de la obra de Martín Descalzo. La acción: la talla, descubierta, es reclamada por la Iglesia, que se la lleva; y la criatura convoca a la Prensa ante el altar donde ha sido instalada para proclamarle el Cristo de las putas.

Fe en el fango

El contenido está en la línea de cómo la fe brota en el fango y puede no estar en la púrpura. El padre José Luis Martín Descalzo, periodista, novelista, dramaturgo, hace, desde esa seguridad, su crítica al clero y a la sociedad de los ricos: lo subrayó en el discursito final que dirigió al público.Habrá amantes de ese género, morbosillo, asentado en el lugar común de situación, historia y frases, recogidos de la larga tradición literaria de estos pobres personajes, dentro de lo que antes se llamaba una obra muy fuerte; habrá quienes lo consideren de mal gusto, y no sólo por razones religiosas, sino de estética. El melodrama puede hacer su erecto lacrimógeno a los predispuestos, y el tedio a los que se lo saben ya todo de estos artificios.

El texto y la dirección de la obra sirven a la actriz única de esta pieza dramática de José Luis Martín Descalzo: Elisa Montés cumple el ritual melodramático con brío, monta la escena clásica de la borrachera, llora, insinúa, sensualiza, ríe, relata. Trabaja sin respiro. Y recoge, por tanto, desde el escenario donde se representa Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos, la parte principal del éxito.