¿Invasión publicitaria?
La lectura de EL PAÍS supone para mí una costumbre diaria en la que empleo unos 45 minutos aproximadamente. En casa lo adquirimos desde que apareció a la luz el primer número. Desde entonces lo comentamos con sobresalientes argumentos, reafirmando su acertado camino y su alto valer profesional. La cuestión es que hoy, al leer el ejemplar 2.728, correspondiente al 18 de septiembrede 1984, me he dado cuenta de que el número de anuncios publicitarios se elevaba a 133, sin contar llas ofertas de empleo (las cuales cumplen una función importante). ¡Sí, señores! ni uno más ni uno menos. No hablemos de la diversidad de tamaños.La superficie total del periódico (el de ese día) es de 6,54 metros cuadrados, de los cuales 11,43 metros cuadrados son publicidad, lo que supone casi un cuarto del total.
Yo no creo que la posición de EL PAÍS dentro de la lista de ventas en la Prensa española, le obligue a esta intoxicación publicitaria. Me despido sin querer ocúpar más líneas hablando de un tema que no se lo merece. No estoy en contra de la publicidad, pero tengo miedo a que un día cuando compre EL PAÍS me encuentre que toda la portada me anuncie qué aspirinas debo ingerir.-