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El laborista Simón Peres, encargado de formar un Gobierno de 'amplia coalición' en Israel

Poco después del mediodía de ayer, el presidente del Israel, Haim Herzog, anunció su decisión de encargar la formación de Gobierno al presidente del Alineamiento Laborista, Simón Peres, poniendo así fin a 12 días de especulaciones y negociaciones. Con su voz pausada y más bien fría, Herzog dio a entender que la tarea encomendada a Peres conlleva la sugerencia de que trate de formar un Gobierno de "amplia coalición", que incluya al Likud, partido del actual primer ministro, Isaac Shamir. El jefe del Estado manifestó que "así lo aconsejan las urgentes necesidades del país".

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Inmediatamente después, Peres aceptó el encargo y la sugerencia del presidente cuando se refirió expresamente a su disposición a formar un Gabinete de "amplia coalición". La primera gestión del líder laborista fue ponerse en contacto telefónico con Shamir, a quien pidió la reanudación de las conversaciones para tratar de llegar a un acuerdo, cosa que éste aceptó.El presidente Herzog fundamentó cuidadosamente las razones de su decisión: ante el hecho de que ningún partido hubiese logrado suficientes apoyos de otros partidos para formar Gobierno, no tenía más remedio que encargar su constitución al bloque parlamentario con más escaños y a la formación política que asimismo había recibido mayor número de votos. Herzog añadió que la mayoría de los partidos menores consultados se había decantado a favor de un Gobierno encabezado por el laborismo.

Esas explicaciones, que pueden parecer elementales, han sido, sin embargo, necesarias de cara a una opinión pública apasionadamente dividida y ante la campaña del Likud para crear la impresión de que fue el triunfador a pesar de la evidencia de los votos, y, sobre todo, de que estaba en mejores condiciones que los laboristas para lograr los aliados necesarios para formar un Gobierno de coalición.

En los trámites previos a la decisión del presidente Herzog fueron decisivos dos hechos. En primer lugar, que el laborismo lograra que el Partido Religioso Nacional no tomara una resolución implícita relativa a qué formación política está dispuesta a apoyar para encabezar el futuro Gobierno. Y, en segundo lugar, la verdadera campaña desarrollada por el ex ministro de Defensa de Menájem Beguin, Ezer Weiznan, que utilizó ampliamente todos los medios de Prensa para manifestar que debía encargarse la formación del Gabinete al presidente del partido mayoritario, el laborista Peres.

La actitud del Partido Religioso Nacional de abstenerse fue determinante porque, sin sus cuatro votos parlamentarios, el Likud no puede conseguir ni siquiera 54 escaños (la mayoría parlamentaria está en 61), a pesar de contar con 41 diputados de su propia formación, los cinco de su aliado natural, el partido ultranacionalista Tehiya, y los otros tres partidos religiosos.

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Los laboristas, por su parte, lograron reunir un total de 59 diputados, al sumar a sus 44 escaños los seis de sus propios aliados naturales" -el centrista Shinui y el Movimiento por los Derechos Civiles-, los tres que aunan Ezer Weiznan y el Partido Ometz y los seis del partido comunista y de la Lista Progresista. Éstos comprometieron su apoyo al laborismo sin asumir compromisos de coalición ni pronunciarse sobre el problema de un Gobierno "amplio".

Un hecho algo marginal, pero que cobró carácter de cierto escándalo: el diputado del partido racista Kach, el rabino Meir Kahan, intentó, como lo había prometido, entrevistarse con el presidente Herzog a pesar de que éste no le había citado. Pero no cumplió su promesa de intentar penetrar por la fuerza en la residencia presidencial. Se marchó cuando la policía le invitó a retirarse.

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