El Congreso Nacional de Pedagogía considera insuficiente la autonomía que concede la LODE a los centros escolares
La cultura propia de cada territorio o comunidad autónoma deberá ser transmitida a los escolares para su posterior integración en la española, "de la que forma parte según las conclusiones del VIII Congreso Nacional de Pedagogía que ayer fue clausurado en Santiago por el presidente del Parlamento gallego, Antonio Rosón. Entre las conclusiones figura también que la LODE no concede autonomía suficiente a lo centros escolares.
El presidente de la Sociedad Española de Pedagogía, Arturo de la Orden, fue uno de los participantes que descalificó el contenido de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE). En la conferencia de clausura manifestó que dicha ley "está lejos de adecuarse a las necesidades de la escuela española, porque la autonomía concedida a los centros es insuficiente".Junto al reconocimiento de la realidad pluricultural de España, el documento resumen de las cuatro secciones dedicadas a analizar desde el punto de vista de la educación el pluralismo cultural, ideológico, socioeconómico y político, establece que las diferencias socioculturales de origen en los alumnos "reducen la eficacia de las intervenciones pedagógicas" y sugiere la necesidad de que las universidades admitan la realización de estudios sin necesidad de titulación previa mediante el sistema de matrícula abierta".
El mayor grado de pormenorización en las conclusiones fue alcanzada en la sección primera, "Educación y pluralismo cultural y lingüístico", que provocó los más intensos y apasionados debates. Los participantes en la discusión de las cuatro ponencias coincidieron en la necesidad de replantear teórica y normativamente el currículo escolar, como consecuencia del reconocimiento de la pluralidad cultural. Las recomendaciones no desbordan, sin embargo, el plano genérico, con la constatación de que "debe existir sensibilidad y preocupación por la heterogeneidad intra e intercultural".
Las conclusiones suponen en la práctica un claro respaldo a las tesis bilingüistas frente a las más radicales de aquellos que prefieren hablar de diglosia en determinadas comunidades con lengua propia, para las que el congreso propone como objetivo educacional "que todos los escolares alcancen un conocimiento de aquella lengua y del castellano al terminar la EGB".
El pluralismo ideológico, tema de la sección segunda, ha de ser tratado, según el congreso a partir de la consideración de la docencia como un espacio en conflicto "por cuyo control han pugnado las diferentes fuerzas sociales y políticas, sobre todo en algunos temas como la libertad de enseñanza y el laicismo". La propuesta sugerida consiste en evitar que la educación formal imponga, "y ni siquiera exponga", una única posición ideológica. "Más bien", se dice en las conclusiones, "debe intentar dotar a los alumnos para que sean capa ces por si mismos de encontrar un esquema o sistema ideológico propio que les conforme y ayude como personas".
La sección tercera dedicada al analisis del pluralismo socio-económico, en relación con la docencia, facilitó el debate sobre la educación compensatoria, cuyos programas "deberán planificarse con rigor, en consonancia con las necesidades de cada medio y en coordinación con servicios similares ya establecidos, tendiendo a mantener la continuidad de los equipos". Los participantes en este debate postularon también el que se supere la actual desconexión entre enseñanza estatal y no estatal.
Finalmente, los ponentes y comúnicantes de la sección cuarta, "Educación y pluralismo político administrativo", llegaron a la conclusión de que el derecho de las comunidades sociales a mantener unas convicciones culturales y axiológicas comunes "no puede ser satisfecho si paralelamente no se posibilita por el Estado una diversidad de modelos educativos acorde con la pluralidad de la demanda".
Las conclusiones básicas de esta sección, que incluyen la exigencia de "participación en el control y gestión de la vida de los centros", fueron reiteradas en la conferencia de clausura, vertebrada fundamentalmente sobre la crítica a la LODE, por el presidente de la Sociedad Española de Pedagogía, Arturo de la Orden.
