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Reservas de España ante la 'Declaración de Washington' sobre las relaciones entre los países del Este y el Oeste

El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, pidió "firmeza" ante el "expansionismo" de la Unión Soviética a los representantes europeos que participaron en el 351 consejo ministerial de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), celebrado esta semana en Washington. El consejo aprobó un documento sobre las relaciones Este-Oeste, que España suscribió, a excepción del párrafo considerado como el más duro contra la URSS.

La delegación española, dirigida por el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, no expreso ninguna reserva, por otra parte, en el apartado que hace referencia a la implantación de los euromisiles en Europa occidental, "por considerarse un párrafo que sólo concierne a los países que los instalarán", según fuentes diplomáticas españolas. El ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, precisó ayer en Washington que hay dos planos diferentes en la posición de España en el Consejo de la OTAN. El primero es que España no. firma ninguna de las declaraciones de la Alianza, debido a la situación futura que será sometida a consulta en referéndum. Por tal motivo, España tampoco firmó en esta ocasión el comunicado final de la sesión ministerial de la OTAN en Washington. Por otra parte, Morán dijo que España sí suscribió, aunque con reservas, la declaración sobre las relaciones Este-Oeste, "porque una declaración de este tipo no forma parte de la vida orgánica de la Alianza".

La reserva española en el párrafo del documento sobre las relaciones Este-Oeste, a la que también se sumó Grecia, puede considerarse como un malabarismo diplomático, capaz de incordiar a la Administración norteamericana del presidente Ronald Reagan, sin que por ello satisfaga a los soviéticos, ya que, a fin de cuentas, España es miembro de pleno derecho de la Alianza Atlántica y aprobó el resto de la declaración.

España reservó su posición en el párrafo que critica la carrera armementista de la Unión Soviética, la explotación de la URSS de lo que considera como las "debilidades" de la OTAN, la campaña de Moscú para intentar "romper" la solidaridad de la Alianza y el recurso soviético a la fuerza con fines políticos, como demostró la invasión de Afganistán y la presión sobre Polonia.

El documento hace un balance sobre la situación general de la OTAN, critica la carrera de armamentos en la Unión Soviética, reafirma su intención de modernizar el potencial nuclear para la defensa europea y reanuda la oferta para que Moscú regrese a la mesa de negociaciones sobre reducción y control de armas nucleares, tanto en su versión de misiles de medio alcance (euromisiles) como misiles intercontinentales (START), ambas rotas desde la retirada de los soviéticos, el pasado mes de noviembre en Ginebra.

Las principales ofertas de la declaración sobre las relaciones Este-Oeste se dividen en cuatro puntos. Primero señala que Estados Unidos está dispuesto a reanudar las negociaciones bilaterales con la Unión Soviética sobre armas nucleares de alcance intermedio (IFN) y estratégicas (START) en cualquier momento y sin condiciones previas, junto a un llamamiento a la Unión Soviética para que regrese a la mesa de negociaciones. En segundo lugar, se comprometen a realizar progresos en las negociaciones sobre la reducción mutua y equilibrada de fuerzas en Centroeuropa (MBFR), en el marco de las cuales los aliados han avanzado nuevas propuestas para salir del punto muerto en relación con la reducción de fuerzas militares convencionales. En tercer lugar, los aliados solicitan la eliminación instantánea de armas químicas a nivel mundial, de acuerdo con el proyecto de tratado presentado por Estados Unidos en la Conferencia sobre el Desarme. Y, como cuarto y último, punto, los aliados proponen buscar activamente en el marco de la conferencia de Estocolmo un acuerdo sobre medidas concretas destinadas a reforzar la confianza y en dar un carácter abierto a las actividades militares en el conjunto del escenario europeo, reduciendo así el riesgo de un ataque por sorpresa y las amenazas de guerra.

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Con objeto de llegar a tal realización, todos los Estados participantes deberán abstenerse de recurrir a la amenaza o al empleo de la fuerza en sus relaciones mutuas, debiendo buscar medidas concretas conforme al mandato de la reciente Conferencia sobre Cooperación y Seguridad en Europa (CSCE), celebrada en Madrid.

La declaración recuerda que, a pesar, de la situación actual, hay puntos de convergencia entre el Este y el Oeste, como el "interés común para mantener la paz" y en ella se citan los esfuerzos de la CSCE en tal sentido.

El documento sobre las relaciones Este-Oeste, también denominado Declaración de Washington es, en realidad, un compromiso entre europeos y estadounidenses.

Terminologías y apreciaciones

Cada bando puede encontrar ,en el texto de la declaración terminologías y apreciaciones capaces de satisfacer sus propios inter.eses nacionales. Los europeos, en los apartados que recuerdan la necesidad de reanudar el diálogo hacia la distensión, y en haber incluido la oferta de reanudación de negociaciones "en cualquier momento y sin precondiciones". Los estadounidenses, al repetir sus conceptos de "firmeza" frente a la Unión Soviética.

En la declaración destaca también la cita que recuerda la "necesidad de consultas" en caso de conflicto en otras zonas con interés para la Alianza Atlántica, lo que puede intepretarse como una referencia velada a la tensa situación creada en el golfo Pérsico a, raíz de la guerra entre Irán e Irak.

"La OTAN ha resistido a los intentos de intimidación de la Unión Soviética", dijo Reagan a los 16 ministros de Asuntos Exteriores, reunidos en la noche del pasado miércoles, en el curso de una cena en la Casa Blanca. En la mañana de ayer, Reagan repitió los mismos conceptos, dulcificándolos con la repetición de que EE UU estará muy satisfecho si los dirigentes del Kremlin deciden regresar a la mesa de negociaciones sobre armas nucleares en Ginebra.

En conclusión, el consejo ministerial de la OTAN ilustró los diferentes matices que hay entre los aliados a la hora de abordar las relaciones con el Este, donde Washington le ve bajo su óptica de responsabilidades globales en el mundo y como un pulso entre las dos superpotencias, mientras que Europa teme ser la gran perdedora si hay una radicalización entre Washington y Moscú.

El denominador común en ambos lados del Atlántico es el deseo de preservar la paz, a partir de una alianza militar potente, como la OTAN, finalidad con que hace 35 años se fundó tal organismo en Washington.

Por otro lado, Reagan rindió un caluroso homenaje al secretario general de la Alianza Atlántica, Joseph Luns, al que definió como un "dirigente emérito" y al que concedió la medalla de la Libertad, la más alta condecoración civil norteamericana. A raíz de una cena de trabajo en la Casa Blanca, Reagan evocó el inicio del despliegue de los misiles de crucero y de los Pershing 2 para contraatacar la instalación de los SS-20 soviéticos.

Ante los 60 invitados presentes, Reagan se felicitó por el hecho de que "las democracias occidentales hayan permanecido firmes frente a la intensa campaña soviética de intimidación tendente a minar el compromiso de la OTAN a defender Europa y preservar la paz".

Reagan, en una entrevista que publicaba ayer el diario italiano Il Giornale Nuovo, afirmaba qué no existe ninguna posibilidad de que Estados Unidos rompa sus relaciones con Europa occidental y revoque los compromisos con sus aliados del Tratado Atlántico. En la entrevista, Reagan afirmaba que "la seguridad norteamericana está ligada indisolublemente con Europa".

El presidente norteamericano señaló que si resulta reelegido piensa llevar a término el programa que ha dado a EE UU "confianza y optimismo, en sí mismo".

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