_
_
_
_
_
Crítica:'POP'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos guitarras para una noche

Noche de guitarras, noche de sorpresas, noche de discordias. La guitarra de Eduardo Bort, instrumento principal de su repertorio, no fue precisamente la atraccion de los conciertos de San Isidro en el Parque del Oeste, en su quinta jornada. Eduardo Bort, que según el programa de fiestas tenía que aparecer el último, y para los organizadores, el primero, se presentó con una orquesta de 15 músicos que apenas había probado sonido. Y así sonó.La actuación de V Congreso durante una hora fue curiosa y potente. Un sexteto, coordinado y frenético a la vez, respondió a la quietud de los espectadores con notas y acordes de rock, funk, punk, jazz desvariado y heavy refinado. El guitarrista José Antonio Romero y el saxofonista Arturo Soriano -habituales en la banda de Hilaro Camacho en las últimas grabaciones y actuaciones- demostraron su experiencia y clase. No han perdido el tren y juegan con un sonido y unas formas acordes con la identidad de V Congreso. José Antonio Romero se desahoga con punteos nítidos, con técnica ejemplar. El cantante, Luis Fernox, se movía cual marioneta epiléptica y cantaba serio y hasta tétrico el sencillo conocido Corres peligro y los temas del próximo mini-elepé, Pantallas magnéticas, Desaparecidos-Missing, Un loco debajo de una bombilla apagada, o James Brown ha sido asesinado por el Ku Klux KIan. El público, frío como la noche, no conocía las canciones, y ni se inmutó al final de las mismas. Alguno llegó a pedir a voz en grito la vuelta de la bajista, Elena Robles, música sensual e impasible. Pero ese no quería música.

Concierto de música pop

Eduardo Bort, V Congreso y La Mode. Paseo de Camoens, Parque del Oeste, 16 de mayo 1984.

Y La Mode

Micky presentó: "1984 es el año de La Mode". El trío habitual salió con otra sorpresa: el bajista contratado era Alberto Gallo, que curiosamente es el bajista de la banda de Hilario Camacho. Junto a la insistente caja de ritmos y otros sonidos de Mario Gil y la voz del esforzado Daniel Ballester, el bajo mantuvo una base repleta de musicalidad, y la guitarra de Antonio Zancajo se expresaba en punteos elegantes de buen gusto, como se pudo comprobar en La cólera y En cualquier fiesta. En las primeras filas de asistentes saltaban y coreaban los incondicionales las canciones más deseadas: Roxy y El eterno femenino.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_