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Fallece el pintor rumano Marcel Janco, fundador del movimiento dadaísta

Con la muerte de Marcel Janco desaparece uno de los últimos representantes del histórico Cabaret Voltaire, cuna del movimiento dadaísta en Zurich, que era, por aquellas fechas de 1916, el refugio neutral que acogía a los escapados de la guerra europea. Janco nació el 24 de mayo de 1895 en Bucarest y era, por tanto, rumano, como el principal animador del grupo dadaísta, el poeta Tristán Tzara. El resto de los componentes de este movimiento procedía también de los más diversos lugares centroeuropeos: Hugo Ball, Emmy Hennings, Hans Arp, R. Huelsenbeck, H. Richter, Augusto Giacometti, etcétera.¿Qué significó Dadá? Nacido en medio de la Gran Guerra y en el caos moral absoluto que ésta produjo, Dadá, al decir de Tzara, "no significa nada"; esto es: el nihilismo total al servicio de la provocación. El dadaísmo no quería, en principio, apoyar ningún nuevo estilo, sino acabar con el arte. Desde 1916 hasta 1919, fecha del comienzo de su disolución en Zurich, consistió en una serie programada de escándalos, dónde, utilizando las caricaturescas pantomimas de todas y cada una de las manifestaciones artísticas conocidas, se arrojaba al espectador toneladas de sarcasmo en estado puro. Era una rabiosa exaltación de lo grotesco.

Más información
Marcel Janco, pintor rumano

Provocadora familia

El papel de Marcel Janco en esta primera explosión dadaísta, que luego contagiaría a toda Europa, fue muy relevante. Los hermanos Janco -porque, además de Marcel, también intervinieron en la fulminante parodia sus hermanos, entre los que destacaba Georges- venían de Bucarest, según Richter, "el París de los Balcanes". Marcel había estudiado allí arquitectura y se había interesado por la sección áurea del Renacimiento. Su papel en el grupo del Cabaret Voltaire, situado en el número 1 de la calle Spiegelgasse, en cuyo portal 12 vivía entonces exiliado Lenin, no fue, desde luego, el de un apacible especulador sobre la teoría de la arquitectura, sino el de un escenógrafo de espectáculos delirantes, para los que inventaba el vestuario, las terribles máscaras, los affiches de propaganda e incluso para los que se prestaba como activo intérprete, actor, músico o recitador. Colaborador con ilustraciones en casi todos los números de las revistas dadaístas editadas en Zurich desde 1916 a 1922 -Cabaret Voltaire, Der Zeltweg, Dadá, etcétera-, las imágenes de Janco estuvieron originalmente influidas por el cubismo y el expresionismo, derivando posteriormente hacia el constructivismo y el arte abstracto.Personalidad afable y tranquila, su existencia se diferenciaba de la desapacible y agresiva bohemia de otros dadaístas. Casado con una hermosa francesa, padre de familia, su modo de vida burguesa y cordialidad serena chocó en seguida a sus correligionarios, que, sin embargo, le estimaban.

Cuando se apagó el frenesí dadaísta en Zurich, separándose de este núcleo sus tres ejes vertebrales (Huelsenbeck, Tzara y Ball), Janco fue de los que quiso continuar la aventura, aunque no en los términos de pura rebeldía que se habían dado hasta entonces, sino buscando afirmar un nuevo espíritu de investigación positivo. Fue entonces cuando se avino a colaborar con los grupos políticos progresistas.

En 1919 Janco tomó contacto en París con el grupo de jóvenes intelectuales franceses que continuó la experiencia dadaísta en París, entre los que estaba Breton, ulterior fundador del surrealismo. En 1922, Janco regresó a Bucarest, donde funda un grupo y una revista con el nombre de Contimporanul, que aglutinó a los pintores Ion Vinea, Jacques Costin, B. Fundoianu, S. Eliad, F. Corsa, Milita Patrascu, etcétera.

La postura de Janco en este período fue muy diferente de la de su compatriota Tzara, del que se había separado desde la creación de los grupos disidentes Das Neue Leben y la Asociación de Aristas Radicales, en 1919. Janco no queria continuar por la senda de la pura negación gratuita y decidió romper con esta orientación desde que, según propia confesión, se dio cuenta en París, el año 1921, que nada se podía hacer dentro de un nihilismo sistemático. Fue así como decidió evolucionar hacia posiciones constructivistas, de simple investigación formal, en una línea moderna. Era lo que él llamaba la "segunda velocidad del dadaísmo", de carácter positivo.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Janco se refugió en el recién creado Estado de Israel, donde le fueron proporcionados los medios para continuar con sus investigaciones y donde se rodeó de un ambiente académico, lleno de discípulos.

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